La dopamina digital no es buena para el corazón de los niños, según un estudio

Mike Moen | Public News Service
Los expertos en salud siguen dando la voz de alarma sobre el efecto negativo que el exceso de tiempo frente a las pantallas y las redes sociales tiene en la salud mental de los niños. Photo Caption: Freepik

Pasar demasiado tiempo con un smartphone o un iPad es un mal hábito al que los investigadores de la salud están prestando más atención. En el caso de los jóvenes, hay nuevos datos sobre la mala salud cardiaca en etapas posteriores de la vida, y los expertos de Minnesota son conscientes de ello.

Un nuevo estudio publicado en el Journal of the American Heart Association muestra que el aumento del tiempo dedicado a los dispositivos digitales o a ver la televisión entre niños y adultos jóvenes está relacionado con factores de riesgo como la hipertensión arterial y el colesterol alto.

La Dra. Jamie Lohr, cardióloga pediátrica de la Universidad de Minnesota, afirmó que los resultados coinciden con sus investigaciones sobre la obesidad infantil. Señaló que los niños no se libran de repente de los efectos de la obesidad cuando se convierten en adultos, y añadió que los buenos hábitos se adquieren a edades más tempranas.

“En estas épocas formamos hábitos de ejercicio diario y alimentación sana”, explica Lohr. “Las investigaciones no dejan lugar a dudas de que estos patrones de uso de pantallas en la infancia repercuten durante toda la vida”.

No se trata sólo de la falta de movimiento diario. Los autores del estudio señalaron que el exceso de tiempo frente a la pantalla dificulta que los niños duerman bien, lo que aumenta los riesgos para la salud cardiaca. Lohr y otros expertos afirmaron que los resultados refuerzan la necesidad de que los padres se aseguren de que sus hijos realizan suficiente actividad física y guardan sus teléfonos al menos una hora antes de acostarse. Instaron a los padres a dar buen ejemplo haciendo lo mismo.

Esta preocupación se remonta a la aparición de los videojuegos y la televisión por cable. Pero Lohr, también voluntaria de la Asociación del Corazón, afirma que el nuevo estudio arroja luz sobre cuánto tiempo pasan los niños sustituyendo otras actividades por el desplazamiento por las redes sociales o el visionado compulsivo.

“En cuanto al tiempo frente a una pantalla, un joven de 18 años dedicaba 6,1 horas, es decir, una cuarta parte del día a estar frente a una pantalla sin hablar con sus padres, hermanos o tareas domésticas”, observó Lohr.

La Dra. Janna Gewirtz O’Brien, presidenta electa de la sección de Minnesota de la Academia Americana de Pediatría, se hizo eco del llamamiento a las familias para que colaboren en la reducción del tiempo frente a la pantalla, con pequeños objetivos para empezar. Subrayó que un sentido compartido de hábitos responsables podría calar en los adolescentes.

“Muchos de los adolescentes con los que trabajo son inteligentes y perspicaces”, señala Gewirtz O’Brien. “Cuando les pregunto: ‘¿Qué crees que te cansa durante el día? ¿Qué crees que te impide dormir?”. Y dicen: ‘Bueno, si apago el teléfono'”.

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