Este noviembre, los votantes del condado de Sonoma decidirán sobre una propuesta única en su tipo, conocida como “Medida J”, para prohibir las grandes operaciones concentradas de alimentación animal.
Las granjas industriales crían principalmente pollos, patos y ganado vacuno.
Kristina Garfinkel, residente de Santa Rosa y organizadora de la Coalition to End Factory Farming, dijo que las grandes operaciones tienden a tener malos registros en lo que respecta al bienestar animal y generan preocupaciones ambientales con el olor y la escorrentía de las lagunas de desechos animales.
“Contaminan el agua con nitratos y fosfatos”, subrayó Garfinkel. “También contaminan el aire a través de las emisiones de gases de efecto invernadero y también son vectores perfectos para propagar enfermedades muy contagiosas, como la gripe aviar y cosas así”.
La Agencia de Protección Ambiental de EE. UU. y el estado monitorean periódicamente el suministro de agua cerca de las grandes granjas. Las operaciones también están sujetas a normas estatales sobre bienestar animal y, a menudo, participan en programas voluntarios de certificación orgánica.
La medida daría a las grandes granjas tres años para reducir el tamaño de sus rebaños o rebaños, o cerrar las operaciones, y requeriría que el condado vuelva a capacitar a los trabajadores que pierdan su empleo.
Randi Black, asesora láctea de la Extensión Cooperativa de la Universidad de California, dijo que la Medida J le costaría millones al condado.
“Hay un impacto bastante grande tanto en nuestra economía agrícola local como en nuestra fuerza laboral”, señaló Black. “Poder conseguir un empleo y también depender del presupuesto de nuestro condado para poder proporcionar la formación obligatoria”.
Una propuesta de prohibición similar estará en la boleta electoral en Berkeley este otoño, pero dado que la ciudad no tiene operaciones tan grandes, la medida impediría la entrada de grandes granjas de animales en el futuro.