Las elecciones de EEUU mantienen la polarización política y cambian panorama

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Walter R. Mebane, Jr
Especial para EFE

Los resultados de las elecciones celebradas esta semana en Estados Unidos cambiarán drásticamente el funcionamiento del Gobierno de ese país, aunque es poco probable que reduzcan la polarización partidista o mejoren el tono del debate político.

Lo más significativo para la política nacional es que los demócratas ganaron el control de la Cámara de Representantes, mientras que los republicanos mantienen el control del Senado. Los demócratas de la Cámara participarán ahora en ingentes actividades de supervisión, lo que significa que habrá investigaciones no solo de la oficina del presidente, sino en todo el Poder Ejecutivo. Dicha supervisión afectará la moderación en varias áreas políticas y pedirá cuentas a muchos funcionarios nombrados por el Ejecutivo que participan en actividades éticamente objetables.

El grado de involucramiento directo de los demócratas en las actividades del presidente dependerá en parte de si Donald Trump toma medidas para detener la investigación de Robert Mueller sobre la supuesta injerencia rusa en las elecciones de 2016. Si lo hace, esté alerta. Incluso si se permite que la investigación de Mueller continúe sin interferencias, las citaciones y audiencias serán utilizadas para analizar muchos aspectos de los enredos comerciales del presidente y cómo la Casa Blanca interactúa con la burocracia federal. Trump impugnará muchos de los esfuerzos de investigación en los tribunales, por lo que se tendrá que recurrir a la Corte Suprema. Esos procesos mostrarán si el Tribunal se ha vuelto tan partidario como muchos lamentablemente lo creen.

Al controlar el Senado, los republicanos continuarán designando jueces conservadores y aprobando los nombramientos presidenciales. Con la Cámara de Representantes y el Senado controlados por diferentes partidos, el estancamiento legislativo aumentará. Debido a que la polarización partidaria continuará, el compromiso es poco probable y pueden sucederse cierres de gobierno y políticas arriesgadas. La única excepción podría ser que se de un compromiso con respecto a la política de salud, porque los republicanos pueden tratar de eliminar ese tema de la agenda para futuras elecciones.

El otro resultado importante de la elección del martes es que los demócratas ganaron varias gobernaciones, especialmente en el Medio Oeste de los EE.UU., que habían sido controladas por los republicanos. Estos gobernadores moderarán la tendencia de manipulación de distritos electorales (“gerrymandering”) que favorecen a los republicanos en la redistribución que tendrá lugar después del censo de 2020, y ayudarán a los demócratas en las presidenciales de ese año. Mirando un poco más allá, es probable que buena parte de esos gobernadores demócratas del Medio Oeste se conviertan en candidatos presidenciales con opciones.

La forma en que se llevó a cabo la elección aumenta la polarización partidista. Muchos de los republicanos que perdieron en las elecciones de la Cámara de Representantes fueron los llamados “moderados”, los republicanos que sobreviven y los aspirantes son ahora aún más dependientes de los votantes “de base” que se adhieren a la retórica de Donald Trump. Sin el apoyo de esos votantes, los republicanos en busca de cargos no sobrevivirán a las elecciones primarias.

Trump logró reunir a sus votantes para las elecciones de medio término a niveles de participación cercanos a los observados en las elecciones presidenciales de 2016.

En algunos estados y otras jurisdicciones locales se vieron acciones flagrantes para evitar el voto de ciertos sectores. Las acciones de los funcionarios republicanos en Georgia y Dakota del Norte fueron especialmente notorias. No está claro si estas acciones afectaron los resultados en esos estados.

Muchos exvotantes republicanos apoyaron a los candidatos demócratas porque pensaron que al menos una rama del gobierno necesita ser controlada por la otra parte para actuar como elemento supervisor del presidente.

Los demócratas lograron unirse en un mensaje respecto a las políticas de salud pública, pero en general las opiniones entre los demócratas son diversas y existen tensiones dentro del partido. Los votantes republicanos descontentos en el mejor de los casos aumentan esas tensiones, pero es más probable que estén disponibles para un nuevo partido político. Si se crea una facción centrista en el Partido Demócrata o si hay un contendiente de un tercer partido para presidente en 2020, podría intentar obtener el apoyo de estos exrepublicanos.

Walter R. Mebane, Jr., profesor de los Departamentos de Ciencia Política y de Estadística en la Universidad de Michigan (EEUU)

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