California se prepara para llevar a cabo redadas de migración a gran escala, y los grupos que defienden a los niños denuncian el clima de miedo.
Recientemente, una niña de 11 años de Texas se suicidó después de que supuestamente la intimidaran por la situación migratoria de su familia.
Mayra Alvarez, presidenta de Children’s Partnership, afirma que la sensación de temor de que un padre pueda ser deportado es extremadamente estresante y puede provocar enfermedades físicas.
“Esa preocupación diaria conduce a una serie de problemas de salud,” asegura Alvarez, “desde mayor ansiedad y depresión hasta dolores de estómago y comportamientos que no reflejan quienes son.”
Casi la mitad de los 9 millones de niños de California tienen al menos un padre migrante. Uno de cada diez, o aproximadamente un millón de niños, tiene un padre indocumentado. Y uno de cada cinco vive en una familia de estatus mixto.
Los legisladores de California aprobaron el Proyecto de Ley 699 para proteger a los estudiantes migrantes, pero las escuelas no pueden impedir que el ICE ingrese al campus si tienen una orden judicial.
La administración de Trump ha cambiado las reglas para facilitar las redadas de migración en lugares como iglesias, hospitales y escuelas, algo que Alvarez condena.
“Las acciones de control de migración no deberían disuadir a los migrantes,” dice Alvarez, “(muchos de esas personas son padres de niños ciudadanos estadounidenses) de participar en esas actividades tan esenciales, como dejar a sus hijos en la escuela, ir al médico, ir a la iglesia u otros servicios religiosos.”
Los defensores aplauden los esfuerzos locales para informar a las personas sobre sus derechos y ayudar a los padres a hacer un plan en caso de que un miembro de la familia sea detenido por agentes de Migración y Control de Aduanas.