Mario Jiménez Castillo
El Observador
En los rituales de misticismo, se acostumbra a encender velas y veladoras, para pedir favores a los santos, ángeles, y deidades de nuestra devoción, lo más importante de todo es tener fe en lo que hacemos para que el ritual sea benéfico y vaya acorde a las leyes universales. Los días más recomendables para realizar ritos con velas y veladoras, son los martes, miércoles, jueves, viernes y domingo. Regidos por Marte, Mercurio, Júpiter, Venus y el Sol, respectivamente.
Desde épocas remotas ha sido notable el uso de velas y veladoras, con propósitos religiosos, ceremoniales y místicos.
Dependiendo de su color las velas cumplen una misión especial:
Amarillo- Se ofrendan para ganar autoestima, confianza en sí mismo y para dar gracias.
Anaranjado- Para vencer sentimientos negativos, angustia, ansiedad y tristeza.
Azul- Con estas velas se pide por una mejora en la vida en general, y para tener alegría.
Blanco-Para contar con protección espiritual e incrementar los buenos sentimientos, y emociones. Para recuperar y mantener la buena salud.
Café-Se encienden para vencer obstáculos, recuperar lo que se ha perdido, y para unir a la familia.
Celeste-Son efectivas para vencer obstáculos, ganar casos de corte y obtención de favores
Dorado- Para llamar a la suerte en los negocios, las finanzas, y en todo tipo de actividades comerciales.
Gris-Son apropiadas para recuperarse de transes difíciles, para que se nos otorgue una disculpa o perdón. Para apaciguar el espíritu.
Negro- Se utilizan para anular hechizos y brujería, para ponerle fin a una mala racha.
Plateado-Ampliamente recomendadas en festejos, bodas, aniversarios y celebraciones. Son velas que atraen buenos augurios.
Rojo- Para el romance, el amor, la pasión, para mejorar las relaciones entre enamorados y casados.
Rosa-Se usan para mejorar la apariencia, limpiar el aura, para reconciliaciones, promueve sentimientos de paz y serenidad.
Verde- Para el éxito, la prosperidad, el dinero, la fertilidad, fortuna, buena suerte, expansión, crecimiento y progreso.
Violeta- Incremento de la espiritualidad, justicia, recuerdos de vidas anteriores, misticismo, clarividencia, y para practicar rituales de magia.
Vela de dos colores- se usan para incentivar la atracción física, encanto, telepatía, buenos propósitos, procurar ayuda a seres queridos y alcanzar deseos.
Vela de tres colores-se utiliza para vencer obstáculos, casos legales, enfermedades prolongadas y curar la depresión.
Vela de siete colores o siete potencias-se encienden para obtener bendiciones, para vencer temores, y para salir adelante ante cualquier dificultad, sin importar lo complicada o difícil que parezca la situación por la que se esté atravesando.
Vela reversible-se ofrendan frecuentemente para anular hechizos, y devolverlos a su origen. Las más utilizadas son las bicolores blanco y rojo, y rojo y negro.
Veladoras con imágenes- se utilizan específicamente para pedir favores y milagros.
Velas preparadas
Usualmente las velas y veladoras se preparan con aceites espirituales, polvos místicos y hierbas, acordes al propósito con que se realizará el ritual. El aceite se unta de la mitad de la vela hacia arriba y de la mitad de la vela hacia abajo, posteriormente se reviste con los polvos y un poco de hierba. Las veladoras se preparan haciendo unos pequeños orificios en la cera, los cuales se rellenarán de aceites, polvos y hierbas indicadas para dicho propósito.
Finalmente se les sopla humo de tabaco. Se dice que una vela preparada actúa de una manera más rápida y eficaz. Al momento de preparar las velas, se debe visualizar el motivo por el cual han de ofrendarse.
Cuando una veladora comienza a ahumarse, es señal de que existen energías negativas alrededor, si así sucede, es necesario quemar incienso, y rociar agua bendita o agua de coco en el lugar.
Las velas no deben soplarse, deben ser apagadas con un apagador de velas o con los dedos humedecidos con agua. Según relata la leyenda, al soplarlas se desvanece por completo su potencia y cometido ritual.
Se recomienda encender las velas con cerillos, ya que esto representa el primer paso al inicio de cualquier propósito espiritual.