ASÍ CELEBRAN NUESTROS TRABAJADORES ESENCIALES

José López Zamorano | La Red Hispana 
Photo Credit: La Red Hispana

A pesar del riesgo de contagios por COVID-19, cientos de miles se calzaron las sandalias, se pusieron los trajes de baño, se untaron el protector solar y se lanzaron a disfrutar las playas para celebrar Labor Day, el feriado largo que marca el fin del verano. En los campos agrícolas, unos 3 millones de trabajadores agrícolas pasan estos días de manera muy diferente. 

En California, donde las temperaturas han rebasado los 100 grados Fahrenheit en las últimas semanas, familias enteras de campesinos y campesinas continúan bajo un sol ardiente su incansable labor de cosechar las frutas y las verduras frescas que tenemos en nuestra mesa. Peor aún, el principal estado productor de alimentos de Estados Unidos está siendo avasallado por devastadores incendios forestales que han devorado más de 2 millones de acres.

“Los trabajadores agrícolas continúan trabajando sin tener el equipo necesario para protegerse”, nos dice Teresa Romero, la líder de la Unión de Campesinos o United Farm Workers. “Las máscaras que hemos estado distribuyendo son para protegerse del COVID-19, pero no de la calidad tan mala que existe en el aire por los incendios”.

Aunque se han emitido directrices específicas para proteger a los trabajadores agrícolas, no se están implementando a cabalidad en todos los campos agrícolas. Los campesinos tienen una frase que resume sus condiciones laborales antes y durante la pandemia: “Las leyes en los libros… no son las leyes en los campos”.

La realidad es que, a raíz de la pandemia, el gobierno federal reconoce por primera vez a los trabajadores agrícolas como trabajadores esenciales, pero al mismo tiempo ha excluido a quienes son indocumentados para recibir cualquier beneficio federal.  Ha ocurrido así con los paquetes de rescate financiero aprobados por el Congreso federal. Incluso han sido excluidos aquellos trabajadores que son ciudadanos o residentes legales, cuyo cónyuge es indocumentado, o aquellos indocumentados con hijos estadounidenses.

“Fue una gran injusticia”, sostiene Daniel Garza, presidente de The Libre Initiative y descendiente de una familia de trabajadores agrícolas, en alusión a los ciudadanos estadounidenses que no recibieron el cheque de apoyo federal simplemente porque su pareja no tenía estatus legal en los Estados Unidos.

“Cuándo un gobierno impone reglas, cuando hace restricciones sobre el empleo, sobre el trabajo, sobre oportunidades, debe compensar a la persona que es afectada, incluyendo lo que es el pueblo de indocumentados”, dijo Daniel en el nuevo programa de debate Mano a Mano de La Red Hispana.

El Congreso federal tiene en sus manos reparar esa injusticia de manera inmediata. El Senado regresó a sesionar esta semana después de su receso veraniego. Sobre la mesa está la versión de rescate aprobada en la Cámara de Representantes que contempla el apoyo a esos héroes anónimos de la pandemia. Esos trabajadores esenciales están poniendo todo su esfuerzo y arriesgando su salud. Lo mínimo que merecen es un acto elemental de justicia y reciprocidad.

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