Alberto Hauffen / Universidad de California
En California un gran número de escuelas compran directamente de granjas locales las frutas, verduras y otros productos alimenticios que sirven a sus alumnos. Eso ayuda a mejorar la alimentación infantil y beneficia a los agricultores y sus comunidades, señala una experta de Extensión Cooperativa de la Universidad de California.
“La comida de la cafetería, según nos dijeron, el 60 por ciento proviene de granjeros locales. Tuvimos con nosotros hoy a uno de ellos, Bob Knight, quien pudo vender al distrito sus sandías y naranjas, las que pronto se acabaron en la hora del almuerzo”, dijo Gail Feenstra durante una visita a la escuela primaria Emerson, del Distrito Escolar Unificado de Riverside.
El objetivo fue promover el programa De la Granja a la Escuela, del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, para incrementar el consumo de frutas y verduras entre los niños de edad escolar y así reducir la obesidad que afecta a un tercio de la población infantil de California.
Feenstra es subdirectora del Programa de Educación e Investigación de Agricultura Sostenible (SAREP, por sus siglas en inglés), de la División de Agricultura y Recursos Naturales de la UC. El programa provee liderazgo y apoyo para la investigación científica de los sistemas agrícolas y alimentarios que son económicamente viables, mediante la conservación de los recursos naturales y la biodiversidad, para mejorar la calidad de vida en todas las comunidades de California. Con ese fin, sirve a los agricultores, trabajadores agrícolas, educadores, autoridades, organizaciones comunitarias y consumidores.
SAREP, con fondos de la Iniciativa Global de Alimentos de la UC, conjuntamente con el Instituto de Política del Medioambiente Urbano del Colegio Occidental, de Los Ángeles, organizó la visita al distrito escolar de Riverside. Según Feenstra, el encuentro permitió “hablar con individuos interesados en el programa de la Granja a la Escuela y lo que está haciendo por los niños”.
De la Granja a la Escuela se inició hace tres años como resultado de la Ley para Niños Sanos y Libres del Hambre (Healthy, Hunger-Free Kids Act), aprobada en el 2010. Esa es una medida más del Departamento de Agricultura para fomentar el consumo de productos agrícolas en comidas que sirven las escuelas. En los últimos tres años, ha destinado cerca de $600 millones en subvenciones mediante De la Granja a la Escuela a más de 40,300 escuelas. Según Feenstra, en California 2,626 escuelas han recibido en total más de $51 millones para la compra de alimentos producidos por agricultores locales.
“De La Granja a la Escuela facilita el acceso a frutas y verduras frescas entre los alumnos y al mismo tiempo apoya a las granjas locales”, remarcó Feenstra. “Los niños no solo comen lo que producen los granjeros locales sino que también aprenden acerca de lo que se cultiva en su localidad”.
Funcionarios del distrito escolar de Riverside expusieron que anualmente compran productos valuados en cerca de $400,000 de granjas californianas. Además de asegurar alimentos más sanos para los alumnos, eso produce otros beneficios.
“Beneficia a los granjeros porque usamos nuestro dinero localmente para fortalecer la economía de nuestra comunidad. Y así proveemos a nuestros estudiantes comidas más sanas. Las frutas y verduras son de temporada, con un mejor sabor y ellos las disfrutan”, explicó Adelait Asi, gerente de Operaciones de Servicios de Nutrición del distrito escolar.
Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, la tasa de obesidad entre niños de 6 a 11 años aumentó más del doble, a cerca del 18 por ciento, entre 1980 y 2012. Eso los pone en mayor riesgo de sufrir enfermedades crónicas. Por eso está dándose más atención al consumo de alimentos más sanos, que incluye frutas, verduras, granos y otros productos alimenticios agrícolas.
“Una de las razones por las que realmente creemos en los muchos beneficios de las frutas y verduras frescas en la alimentación de los niños es por la epidemia de obesidad”, comentó Feenstra. “Así que entre más frutas y verduras frescas tengan en su alimentación, más encaminados estarán a tener un peso sano; y con ello también reducen la incidencia de enfermedades crónicas más tarde en sus vidas”.
SAREP ha jugado un papel importante en conectar a los agricultores locales con las escuelas.
“Realmente deseamos esa conexión porque no solo proveen a las escuelas las frutas y verduras más frescas y deliciosas, lo que hace que los niños quieran comerlas más, sino que también apoya la economía de la agricultura local. Y deseamos que nuestros granjeros crezcan y que vendan sus productos en sus propias regiones”, afirmó la subdirectora de SAREP.
Para más información, en inglés, del programa SAREP, visite su sitio: http://asi.ucdavis.edu/programs/sarep.