Un nuevo estudio de la Universidad de California en Merced revela que la ayuda financiera universitaria en California no se dirige a los estudiantes considerados “doblemente desfavorecidos”: aquellos de familias con bajos ingresos y bajos recursos. Estas familias tienen bajos ingresos anuales y pocos activos, como cuentas de ahorro para la universidad, inversiones o bienes raíces, un tipo de patrimonio que suele transmitirse de generación en generación. Laura Hamilton, coautora del informe y profesora de sociología, afirma que los estudiantes con doble desventaja terminan pidiendo prestado mucho más dinero para su educación.
“En comparación con sus compañeros de bajos ingresos, los estudiantes con doble desventaja reciben aproximadamente la misma cantidad de ayuda, pero tienen muchas más necesidades,” explicó la entrevistada.
El estudio reveló que solo el 52% de los estudiantes con doble desventaja económica prevé asistir a la universidad, en comparación con el 83% de los estudiantes de familias con bajos ingresos y altos recursos. De igual manera, solo el 20% de los estudiantes con doble desventaja económica prevé completar una licenciatura, en comparación con el 59% de los estudiantes de familias con bajos ingresos y altos recursos.
Hamilton dice que es necesario aumentar la ayuda financiera universitaria para beneficiar a más estudiantes.
“Simulamos lo que sucedería si instituyéramos $5,000 adicionales en becas estatales suplementarias basadas en la necesidad, otorgadas a estudiantes que se encuentran en el tramo inferior de ingresos y tienen $0 de patrimonio. Se observaría un número mucho mayor de graduados universitarios en cada cohorte,” agregó también Hamilton.
El informe estima que más de 41 000 estudiantes con doble desventaja calificarían para dicha subvención, por lo que el programa costaría alrededor de 208 millones de dólares. Sin embargo, generaría 4500 graduados adicionales al año y $966 millones en retornos económicos a medida que estos graduados se incorporan al mercado laboral.
