Ritmos Circadianos

Dormir Y Soñar
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Mario Jiménez Castillo
El Observador

El dormir apropiadamente es una necesidd primordial, y necesaria para el buen funcionamiento de la mente, el cuerpo, y el espíritu. Una persona que no duerme las horas apropiadas, suele presentar padecimientos físicos, y en muchos casos psicológicos. El dormir y descansar es necesario para todo ser viviente. Por otra parte, la acción de soñar, ha sido definida como una forma de actividad mental, que ocurre cuando dormimos, y que es diferente de la actividad de pensar.

Sigmund Freud, lo describió como un “proceso primario” o mecanismo primitivo, con rápidos cambios de energía y emociones. Estudios clínicos y de laboratorio sobre la naturaleza de esta actividad, muestran que los sueños son más perceptibles que conceptuales; esto quiere decir que, en el sueño, las cosas son vistas y oídas, en vez de ser pensadas. En cuanto a la actividad de los sentidos, se ha comprobado que la experiencia visual está presente en casi todos los sueños; la experiencia auditiva en el 40 y 50 por ciento; y el tacto, olfato, sabor, y dolor, en un porcentaje bastante menor.

Durante el sueño también se manifiestan emociones como el miedo, enojo y alegría, aunque de forma simple, diferente de las emociones complicadas que ocurren durante la vigilia. En su mayoría, los sueños se presentan en forma de historias parciales, como el producto de memorias alternadas. Esta definición nos dice que los sueños, contienen una gran variedad de experiencias, que van desde lo simple hasta lo extravagante, según se ha observado en estudios clínicos.

Dormimos para que descanse el cuerpo, y soñamos para que se recupere el cerebro.

La necesidad de dormir, es diferente para todas las personas dependiendo de su edad. Por ejemplo, los infantes menores de un año, suelen dormir más de quince horas al día. Los jóvenes en edad adolescente, pueden llegar a dormir hasta diez horas diariamente. Los adultos necesitan entre siete u ocho horas de sueño reparador.

Algunas personas de edad avanzada, duermen entre seis y siete horas diarias. Parece que conforme vamos envejeciendo, la necesidad de dormir comienza a disminuir, aunque existen excepciones.

No obstante, la tercera parte de nuestra vida transcurre mientras dormimos, y de esta tercera parte, una buena cantidad la pasamos soñando. Según los estudios científicos más recientes, la persona promedio sueña entre cuarenta mil y cincuenta mil horas, a lo largo de su existencia. Lo que equivale a una novena por ciento de su vida.

La actividad de dormir, forma parte del ciclo que dura veinticuatro horas. A este tipo de ciclos naturales, se les conoce científicamente como: “ritmos circadianos”.

Ritmos Circadianos

Todos los organismos vivientes seguimos un ritmo. Por ejemplo, es común que la gente se despierte antes de que suene el despertador, o que sienta hambre a la misma hora todos los días. Es como si un reloj interno funcionara de alarma.

Estos procesos se conocen con el nombre de ritmos circadianos (del latín circa que significa alrededor, y dies, día) La época de gestación de los animales, el día y la noche, los cambios de estación, el resurgimiento de las flores en la primavera, y la caída de las hojas de los árboles en el otoño, conforman parte de los ritmos circadianos que rigen a toda la naturaleza.

El dormir también se encuentra en la larga lista de actividades, que rigen los ritmos circadianos. Cada ser humano tiene un reloj interno, que indica sus propias necesidades a la hora precisa. Gracias a ese reloj interno, nos despertamos a la misma hora para ir a trabajar, sabemos a qué hora tenemos que comer, y a qué hora irnos a la cama.

Si por alguna razón nuestros hábitos diarios se ven alterados, el ritmo circadiano también sufrirá alteraciones. Es necesario llevar una vida saludable para tener un ciclo de descanso óptimo. Quien duerme bien todas las noches, tendrá una vida física y emocional más placentera.

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