Oraciones Milagrosas de la Cuaresma

Mario Jiménez Castillo | El Observador
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La época de la Cuaresma, es propicia para alimentar en nosotros, sentimientos de paz, de compasión y de serenidad. Oraciones y plegarias son muy recomendadas en estos tiempos. Vivimos épocas complicadas, llenas de violencia, enfermedades, inflación, guerra e inclemencias naturales. Que en estos días y durante la Semana Santa, nuestros mejores sentimientos y deseos, permanezcan en la vida de cada uno de nosotros. Bendito sea el nombre de Jesucristo. ¡Él es la resurrección, la verdad, y la vida eterna!

Credo

“Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la Tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos. Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho. Que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre. Y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilatos, padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día según las Escrituras; y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre. Y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo, recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa y apostólica. Confieso que hay un bautismo para el perdón de las culpas. Espero la resurrección de los difuntos y la vida del mundo futuro. Amén”.

Santo Dios Santo Fuerte

Santo Dios, Santo fuerte, Santo inmortal,

ten misericordia de nosotros.

Santo en la creación, Santo en el gobierno y en la redención.

Santo en la gracia, en la benevolencia y en la justicia.

Santo en el cielo, en la Tierra y en el universo.

Santo glorificando a los ángeles, justificando a los hombres.

Santo castigando a los malvados y a los demonios.

Santo antes de los siglos, Santo en el tiempo.

Santo en la eternidad, Santo el Padre ingénito.

Santo el Hijo engendrado; Santo El Espíritu Santo,

Procedente del Padre y del Hijo.

Santo, Santo, Santo es El Señor Dios de los ejércitos;

llenos están los cielos y la tierra de su gloria.

Santo y Bendito seas por siempre Señor.

Amén.

Jesucristo es dulzura y amor

¡Oh Salvador mío, fuente inagotable de dulzura y de bondad!

¡Oh amor lleno de dulzura, dulzura llena de amor, amor exento de penas y seguido de infinidad de placeres, amor tan puro y tan sincero, que subsiste en todos los siglos. Amor cuyo ardor no hay cosa que pueda apagar ni entibiar! ¡Jesús, mi adorable Salvador, cuyas bondades, cuyas dulzuras son incomparables, caridad tan perfecta como que sois nada menos que mi Dios!

Véame yo abrasado en vuestras divinas llamas, de suerte que no sienta ya más, que aquellos torrentes de dulzuras, de placeres, de delicias, y de alegría, pero de una alegría enteramente justa, enteramente pura, y seguida de aquella perfecta paz, que solamente en Vos se encuentra. Sea yo abrasado en las llamas de aquel amor, ¡Oh Dios mío! Con todo el afecto de mi corazón y de mi alma. Bendito sea el nombre de nuestro Señor Jesús.

Amén.

Oración al Sagrado Corazón de Jesús

Acordaos ¡Oh sagrado Corazón de Jesús! De todo lo que habéis hecho por salvar nuestras almas, y no las dejéis perecer. Acordaos del eterno e inmenso amor que habéis tenido por ellas; no rechacéis estas almas que vienen a Vos, agobiadas bajo el peso de sus males y dolientes por las injusticias. Conmoveos a la vista de nuestra debilidad, de los peligros que nos rodean, y de los males que nos hacen suspirar.

Llenas de confianza y amor, venimos a vuestro Corazón, como el corazón del mejor de los padres, del más tierno y más compasivo amigo. Recibidnos, ¡Oh Corazón Sagrado! en vuestra infinita ternura; hacednos sentir los efectos de vuestra compasión y de nuestro amor; sed nuestro apoyo, nuestro mediador cerca de vuestro Padre, y en nombre de vuestra preciosa sangre y de vuestros méritos, concedednos la fuerza en nuestras debilidades, consuelo en nuestras penas, y la gracia de amaros en el tiempo y de poseeros en la eternidad.

Corazón de Jesús, yo vengo a Vos, porque sois mi único refugio, mi sola pero cierta esperanza; Vos sois el remedio de todos mis males, el alivio de todas mis penas, la reparación de todas mis faltas, la seguridad de todas mis peticiones, la fuente infalible e inagotable para mí. Y para todos la luz, fuerza, constancia, paz y bendición.

Estoy seguro que no os cansaréis de mí, y que no cesaréis de amarme, protegerme y ayudarme, porque me amáis con un amor infinito.  Según vuestra gran misericordia, y haced de mí, por mi, y en mí todo lo que queráis, porque yo me abandono a Vos con entera confianza, de que Vos no me abandonaréis jamás. ¡Así sea y bendito sea el nombre de Jesucristo!

Amén

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