Una Renta Climática debe formar parte de la legislación climática de este año

Amy Randall Yee & Mark Reynolds | Citizens’ Climate Lobby
Photo Credit: Aaron Lee / Unsplash

Los legisladores de nuestra nación están trabajando ahora mismo para elaborar e intentar aprobar un paquete de medidas y políticas de gasto público dirigidas a transformar la infraestructura de Estados Unidos y abordar el cambio climático.

Durante una cumbre del Día de la Tierra con líderes mundiales, el presidente Biden se comprometió a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero entre un 50 y un 52 por ciento para el 2030 en comparación con los niveles de 2005. Para lograr ese objetivo, Biden ha propuesto gastar cientos de miles de millones de dólares en estaciones de carga de vehículos eléctricos, incentivos para que los consumidores compren vehículos eléctricos, modernizar las casas y los negocios para que sean más eficientes energéticamente, y mejorar la red energética del país para facilitar la transmisión de energía renovable a lo largo del país. La propuesta incluye un estándar de electricidad limpia que exija que toda la electricidad de los Estados Unidos se genere con fuentes de combustibles no fósiles para el 2035.

Nos gustaría que el Representantes Lofgren y Khanna, y los Senadores Feinstein y Padilla, se aseguren de que un plan de Renta Climática, también conocido como una tarifa al carbono con dividendos o “Carbon Cashback”, sea parte de este paquete de políticas, como encontrado en el Proyecto de Ley de Innovación Energética y Dividendos de Carbono, H.R. 2307. Este programa impondría una tarifa sobre las fuentes de hidrocarburos para responder por el daño que ocasiona su contaminación, y devolver todos los ingresos de la tarifa al pueblo en pagos mensuales equitativos.  Los economistas dicen que una tarifa al carbono es “la palanca más rentable para reducir las emisiones de carbono a la escala y velocidad necesarias”. Para nosotros aquí en San Jose una política como esta significaría stimulating our green-tech industries and reducing the conditions conducive to extreme wildfires.

Aquí presentamos cuatro razones clave por las que es esencial que Estados Unidos incluya una Renta Climática en nuestra estrategia para abordar el cambio climático:

Primero, nos pone en camino al carbono neutro para el 2050. La política de tarifa al carbono con dividendos prescrita en el Proyecto de Ley de Innovación Energética y Dividendos de Carbono (H.R. 2307) establece un precio sobre la contaminación del carbono que comienza en $15 la tonelada de C02 y aumenta $10 la tonelada cada año. Resources for the Future calcula que para el 2030 esta política reducirá las emisiones de EEUU más de un 50% por debajo de los niveles de 2005, lo que es compatible con el compromiso del presidente Biden.

Segundo, es una política rápida y eficaz en toda la economía. Un estándar de electricidad limpia reduciría las emisiones de las centrales eléctricas, pero eso solo representa el 25% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Al contrario, un precio al carbono aplicada en toda la economía llega a todos los sectores: la electricidad, el transporte, la industria, los bienes raíces comerciales y residenciales, la agricultura y el uso de la tierra. Además, es rápido de configurar, lo que genera un impacto significativo en solo unos meses.

Tercero, los beneficios a la salud de reducir la contaminación y refrenar el calentamiento global son impresionantes. Hoy en día, la mala calidad del aire es responsable por la muerte de una de cada diez personas, y enferma a miles más. Al reducir la contaminación de carbono, también reduciremos la contaminación de partículas que contribuye a altos niveles de asma, enfermedades cardíacas, y cáncer. Esta política mejorará la salud y salvará 4.5 millones de vidas en Estados Unidos durante los próximos 50 años.

Finalmente, el plan pone dinero en su bolsillo. Un impuesto al carbono se vuelve asequible para la gente corriente cuando el dinero recaudado de las compañías de combustibles fósiles se entrega a todas las personas como un dividendo que pueden gastar sin restricciones: un pago en efectivo de “Renta Climática” o en inglés “Carbon Cashback”. Esto protege a las familias e individuos de ingresos bajos y medios que, de otro modo, no podrían pagar la transición. Los estudios muestran que los pagos mensuales de dividendos de carbono son suficientes para cubrir el aumento de los costos del 85% de las familias en EEUU, incluido el 95% del 60% menos rico.

Más allá de esas razones para actuar, estamos bajo la presión de otros países que ya están poniendo precio al carbono. La Unión Europea anunció que impondrá un impuesto fronterizo al carbono a partir de 2023 a las importaciones de países que no tengan un precio equivalente al carbono. Cuando esto entre en vigor, los exportadores estadounidenses estarán sujetos al impuesto europeo al carbono, lo que los colocará en una desventaja competitiva. Sin embargo, si EEUU implementa su propia tarifa al carbono con un ajuste fronterizo de carbono, la política puede mantener a las empresas estadounidenses competitivas y motivar a más naciones a fijar un precio al carbono ellos mismos. La administración Biden ha presentado la idea de un ajuste fronterizo del carbono, pero según las reglas de la Organización Mundial del Comercio, es probable que también necesitemos ponerle un precio al carbono nacional también.

Mientras los congresistas se ponen a trabajar en legislación diseñada para cumplir con el compromiso de Estados Unidos de reducir la contaminación de gases de efecto invernadero, está claro que una Renta Climática es una herramienta esencial que debe incluirse.

Amy Randall Yee es voluntaria en el capítulo de Silicon Valley South de Ciudadanos por un Clima Vivible / Citizens’ Climate Lobby. Mark Reynolds es el director ejecutivo.

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