Los primeros días de la era Biden refleja un marcado y necesario contraste en relación con su antecesor Donald Trump en uno de los desafíos más urgentes y candentes para los Estados Unidos y humanidad: El cambio climático
Apenas unas horas después de asentarse en su escritorio en la Oficina Oval de la Casa Blanca, el presidente Joe Biden firmó una senda orden ejecutiva para formalizar el regreso de su país al acuerdo climático de París, abandonado por Donald Trump, a pesar de que Estados Unidos es el mayor contaminador del planeta.
Aunque el regreso de Estados Unidos debe aguardar un período de espera de 30 días, a partir del 20 de enero, es un paso importante para regresar a un acuerdo busca reducir la temperatura global este siglo dos grados Celsius menos que los niveles existentes en la era pre-industrial.
Pocos días después de esa orden ejecutiva, el presidente estadounidense anunció que sustituirá los vehículos de su flota automovilística por unidades eléctricas. Su estimación es que el reemplazo de alrededor de 645,000 vehículos creará 1 millón de empleos en la industria automotriz y en la de energía limpia.
De llevarse a cabo su plan de sustituir la planta vehicular federal y crear un masivo número de “empleos verdes”, sería un claro ejemplo de que es posible combatir el cambio climático y potenciar simultáneamente la creación de empleos dentro de Estados Unidos. La meta no es inmediata, toda vez que podría completarse hasta 2035, pero es otro paso en la dirección correcta.
En ese mismo sentido debe anotarse su objetivo de construir 1.5 millones de nuevas casas “verdes” o de energía limpia, para cerrar la brecha de propiedad de casas-habitación, que afecta desproporcionalmente a las minorías y a las personas de más bajos ingresos. La Casa Blanca estima que esa decisión podría agregar otros 250,000 empleos.
Durante el anuncio, el presidente Biden calificó el cambio climático como una “amenaza existencial”, no sólo en términos ambientales sino para la seguridad nacional de los Estados Unidos y dejó en claro que su gobierno imprimirá un nuevo “sentido de urgencia” para confrontar esta “crisis” colectiva.
Para no dejar duda del nuevo compromiso de los Estados Unidos con la preservación ambiental, el nuevo presidente estadounidense convocará a los líderes del mundo a reunirse con motivo del Día de la Tierra, que se conmemora el 22 de abril, para lanzar una nueva iniciativa global contra el cambio climático.
Que la conservación ambiental se convierta en el eje de la política de seguridad nacional de Estados Unidos es un cambio de 180 grados respecto de la era Trump. Es una bienvenida dosis de oxigeno para una asignatura donde el liderazgo –y el ejemplo- de que es más necesario -y vital- que nunca.
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