El posparto sigue siendo una de las etapas menos atendidas en la salud de la mujer, a nivel social, médico y económico, pese a ser un momento crucial tanto para la madre como para el bebé.
Según datos provisionales del Centro Nacional de Estadísticas de Salud, la tasa nacional promedio de mortalidad materna en Estados Unidos se mantiene en 18.3 muertes por cada 100,000 nacidos vivos en el periodo de 12 meses que concluye en marzo de 2025. Las disparidades por raza y origen siguen siendo significativas: las mujeres negras registran la tasa más alta, con 47.4 muertes por cada 100,000 nacidos vivos, seguidas por las asiáticas (15.3) y las blancas (15.2), mientras que las mujeres hispanas presentan la tasa más baja, con 11.1 muertes por cada 100,000 nacidos vivos.
Las tendencias históricas entre 2017 y 2019 muestran, además, que más de la mitad de las muertes relacionadas con el embarazo ocurren durante el primer año posparto, lo que refuerza la urgencia de fortalecer la atención integral en esta etapa.
“Estas cifras reflejan la urgencia de ofrecer una atención continua e integral que contemple el bienestar físico, emocional y social de las madres”, afirma Lizeth Cuara, CEO de Misty Phases. “Necesitamos fortalecer las redes de apoyo, garantizar licencias adecuadas y facilitar el acceso a productos esenciales para una recuperación digna.”
Un estudio publicado en 2024 en Frontiers in Public Health reveló que la fatiga posparto afecta entre el 45% y el 95% de las nuevas madres, y está estrechamente relacionada con la depresión posparto y las dificultades en la lactancia. El dolor físico persistente —ya sea en la espalda, las incisiones o el perineo— puede además interferir en el vínculo madre-bebé y obstaculizar la recuperación.
Los datos económicos reflejan también un marcado desequilibrio en cómo la sociedad valora el cuidado materno frente al infantil. De acuerdo con las firmas de investigación Dimension Market Research y Research and Markets, en 2024 el mercado estadounidense de productos para bebés alcanzó un valor estimado de 87.2 mil millones de dólares, mientras que el mercado de productos posparto apenas llegó a 704.7 millones de dólares: una diferencia de 123 veces.
Aunque el consumo infantil naturalmente se extiende durante varios años, Cuara señala que “la brecha no debería ser tan abismal. El posparto suele percibirse erróneamente como una etapa breve o secundaria, cuando en realidad, al no recibir la atención adecuada, puede dejar secuelas duraderas en la salud de las madres”.
Y enfatiza: “La recuperación posparto no es un lujo, es salud pública. Las empresas tienen la responsabilidad —y la oportunidad— de impulsar un cambio real en favor del bienestar materno.”
Una encuesta realizada por Misty Phases a 638 mujeres embarazadas y en posparto reveló que:
- Solo 11% destina entre 26% y 50% de su presupuesto de preparación a productos para su recuperación.
- Más del 54% invierte menos del 10% en su propio cuidado.
- El 58% considera “muy poco probable” recibir productos de recuperación posparto como regalo, frente al 42% que sí espera recibir artículos para el bebé.
“Esto demuestra que la recuperación materna sigue siendo socialmente invisible, tanto para la industria como dentro del entorno familiar”, explica Cuara. “Toda la atención se centra en el bebé, cuando debería existir un equilibrio del 50/50. Una madre sana garantiza un bebé sano.”
Las principales necesidades del cuarto trimestre incluyen:
- Recuperación física: manejo del dolor, suelo pélvico, descanso, nutrición y seguimiento médico.
- Salud mental: apoyo psicológico, validación emocional y redes de acompañamiento.
- Lactancia: asesoría, flexibilidad y productos especializados.
- Vínculo madre-bebé: contacto piel con piel y tiempo libre de presiones externas.
- Apoyo social: comunidades posparto, educación familiar y recursos accesibles.
- Equidad laboral y económica: licencias adecuadas y políticas flexibles de reintegración.
“Estamos entrando en una nueva era de responsabilidad corporativa. Cuidar del posparto no solo mejora la salud de las madres, sino que fortalece a las familias, las comunidades y la economía” concluye Cuara.
