Los sueños proféticos de Isabel de Castilla y María Antonieta

Mario Jiménez Castillo | El Observador
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Isabel la Católica

Isabel la católica última reina de Castilla (1451-1504), ha sido catalogada como una de las damas de la  realeza, más osadas y afortunadas en la historia de las casas reales europeas.

Sin más ni menos, se agenció la creación del mundo hispano parlante. Isabel era hija de Juan II de Castilla y su segunda esposa Isabel de Portugal. A la edad de 17 años experimentó <<un sueño repetitivo>> que reincidió casi todos los días durante un mes.

En sus visiones observó que se edificaban dos copas de plata llenas de vino, que estaban juntas en una ventana, y entrelazadas con una fina cinta de terciopelo con bordados de oro. Vio a un desconocido llegar, quien colocaba grandes canastas repletas de frutos y bebidas al pie de las copas. De pronto aparecieron ante sus ojos, imágenes de ritos y ritmos desconocidos que convirtieron aquellas copas de plata, en copas de oro que se multiplicaban.

Isabel hacía un par de años que tenía como dama de compañía, a una francesa entendida en temas ocultos, esa dama de compañía descifró su sueño como un próximo matrimonio causante de alianzas poderosas, también que un extranjero pondría el mundo a sus pies, gracias al fruto de lo desconocido, y que su descendencia gozaría de una enorme fortuna.

Un día Isabel le comentó aquel sueño a uno de sus confesores, y éste le dijo que existía mucho pecado en la región, que el vino, el baile y las copas que se multiplicaban eran artificios del demonio, y que Dios estaba enviando señales para que estuviera lista al llamado en defensa de la Iglesia.

Después de haber emprendido grandes luchas contra los moros, y los partidarios de su sobrina Juana la Beltraneja, y su consorte Alfonso V de Portugal; por fin pudo junto a su esposo Fernando de Aragón unificar los reinos peninsulares de España, después de participar en la toma de Granada en 1492.  Cuando se presentó ante ella Cristóbal Colón, de inmediato recordó ambos presagios, y no dudó en empeñar joyas y pertenencias reales, para recaudar los fondos necesarios, y patrocinar la campaña del almirante genovés, que le daría ventura y expansión al reino de Castilla. Asimismo no pasó por alto las sentencias del consejero católico, quien le ayudó a organizar la inquisición.

María Antonieta

María Antonieta de Austria (1755-1793) reina de Francia, siempre tuvo fama de ser una mujer frívola y desconsiderada con el mundo que le rodeaba, nunca se le vio conmovida por nada ni por nadie, incluso ni por su propio esposo Luis XVI, por quien se dice no guardó estima alguna.

Durante los albores de la revolución francesa, fue sorprendida por “una secuencia de sueños” que se repetían cada tres días. En las visiones admiraba un sol rojizo que iluminaba una torre para después derribarla, también veía un racimo de uvas que era disgregado y aplastado, por último observó un espejo enorme, y estando frente a él advirtió que no la reflejaba. Los sueños seguían dándose con mayor frecuencia conforme el correr de 1788, y ningún egregio e ilustrado de aquel entonces, se atrevió a desentrañar el mensaje onírico, temiendo la reacción de la desmesurada reina. Hasta que un día una cartomántica gitana, que había escapado de la cacería de brujas, le auguró la ruina y la muerte.

La reacción de la reina no fue de odio ni revancha ante aquella mujer, fue más bien burlesca, aún así pago muy bien los servicios de la intrépida vidente.

Así como los sueños se fueron presentando en secuencia, del mismo modo lo hicieron los acontecimientos.

La revolución traspasó los límites de la caprichosa reina, y el pueblo que estaba sumido en las arcas de la calamidad, se alzó en contra de la monarquía. Junto a sus hijos y esposo, fue encarcelada. Luis XV fue depuesto del trono, juzgado y ejecutado el 21 de enero de 1793. Ella correría la misma suerte más adelante, finalmente ejecutada en la guillotina el 16 de octubre del mismo año.

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