Roddy Scheer & Doug Moss
EarthTalk
El cambio climático afecta la vida diaria de todas las personas en el mundo, pero ciertas comunidades se ven afectadas de manera desproporcionada. Las mujeres, en especial, soportan una carga desproporcionada porque son las que más dependen de los recursos naturales para su sustento, pero carecen de los recursos necesarios para responder adecuadamente a desastres climáticos. Considerando que las mujeres representan más del 70 por ciento de la población mundial que vive en la pobreza, las Naciones Unidas estiman que el 80 por ciento de los desplazados debido al cambio climático son mujeres.
En el núcleo de la vulnerabilidad femenina al cambio climático, radica la omnipresencia del patriarcado y las jerarquías de género. A través de la historia, las mujeres han sido oprimidas en la política, economía y en el trabajo, y muchas se ven obligadas a mantenerse en la esfera doméstica con las tareas primordiales de criar a los hijos. Inundaciones, sequías y otras consecuencias del cambio climático, como por ejemplo el aumento del calor y la contaminación del aire, pueden tener un impacto desproporcionado en las mujeres, particularmente en mujeres embarazadas, pudiendo causar partos prematuros, mortinatos y otros problemas.
“[La crisis climática] nace de un sistema patriarcal que también está liado con el racismo, la supremacía blanca y el capitalismo extractivo”, dice la autora y activista climática Katharine K. Wilkinson. Mientras que las mujeres parecen ser las más impactadas por los desastres climáticos, tienen oportunidades limitadas para participar en los procesos de decidir. Wilkinson, co-editora de un reciente libro de ensayos sobre el feminismo climático llamado All We Can Save, añade que los efectos desiguales del cambio climático complican todavía más el crear un “mundo de igualdad de género”.
A pesar de los reveses históricos, feministas climáticas han avanzado en los últimos años, con una mayor representación femenina en funciones de gobierno y posiciones de liderazgo. Hoy en día, muchos de los líderes de la justicia climática son mujeres. La activista juvenil Greta Thunberg ha captado la atención de los líderes globales, exigiendo que adopten medidas inmediatas en contra del cambio climático. La representante estadounidense Alexandria Ocasio-Cortez desarrolló y propuso el Nuevo Acuerdo Ecológico, impulsando al gobierno estadounidense a que reconociera la magnitud de nuestra crisis climática y que aprobara cambios drásticos de políticas ambientales.
Las feministas climáticas creen que las mujeres deberían liderar el movimiento ambiental porque sus experiencias con el sexismo institucional y otras desigualdades que resultan de la manera en la que nuestra sociedad está estructurada, generan un compromiso más profundo para luchar por la justicia e igualdad. Además, las mujeres suelen priorizar hacer un cambio en vez de estar a cargo – y reconocer la importancia de nutrir un sentido de comunidad en el movimiento climático en general.
Dicho esto, ¿cómo podemos ayudar a avanzar el feminismo climático? No cabe duda que los hombres en posiciones de poder pueden cambiar el rostro del liderazgo climático escuchando las ideas de mujeres de distintos orígenes – y dar un paso hacia atrás para que las mujeres tomen las decisiones y establezcan la visión. Más importante, las mujeres necesitan más posiciones de liderazgo en la gestación y el desarrollo local sostenible, además de una mayor representación en el gobierno federal. Las políticas climáticas nacionales que son reactivas al género no solamente pueden traer una mayor receptividad a las necesidades de la población, pero también ayudar a desmantelar las diferencias de etnicidad o de género en el ámbito medioambiental, apuntando hacia un futuro más pacífico y sustentable.
CONTACTOS: “¿Qué es el feminism climático?” https://www.nrdc.org/stories/what-climate-feminism; “The Climate Crisis is a Feminist Issue,” msmagazine.com/2019/09/26/the-climate-crisis-is-a-feminist-issue/; All We Can Save, amzn.to/3uAtN5a.
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