El 2020 nos brindó lecciones sobre desastres. Prevengamos otro

Glenn Pomeroy | Special to El Observador
Damage caused by the 1989 Loma Prieta earthquake in northern California. Photo Credit: United States Geological Survey (USGS) – JK Nakata

Ya se cumplió un año desde que comenzó la pandemia del COVID-19. Ahora, a medida que los californianos esperan para ser vacunados, no podemos pasar por alto el hecho que COVID-19 continúa cobrando vidas. La cifra de muertes más reciente en California sobrepasa los 55,000. Y la cruda realidad es que esta situación sería aún peor si nuestro estado fuera azotado por un fuerte terremoto durante estos momentos de lucha y recuperación.

Los científicos indican que el riesgo de que ocurra un terremoto dañino en nuestro estado es inminente. Algunas de las fallas más destacadas en el área de la Bahía de San Francisco son las de San Andrés, Hayward y Calaveras. Estas fallas son capaces de causar un terremoto tan devastador como el de Loma Prieta en 1989 de magnitud 6.9 que cobró la vida de 63 personas, hirió a unas 3,757 y causó más de $5.9 mil millones en daños.

Hoy, un sinfín de hogares—nuestros refugios durante la pandemia, donde estamos a la espera de nuestro turno para vacunarnos—no podrían ser lo suficientemente fuertes para resistir el próximo terremoto dañino.

Más de un millón de casas en California, son particularmente vulnerables a sufrir daños causados por los terremotos ya que fueron construidas antes de 1980, cuando los códigos antisísmicos modernos no habían sido instaurados a nivel estatal. Así como los ancianos son más susceptibles al COVID-19, las casas antiguas que tienen un semisótano o espacio de rastreo, también son más débiles y vulnerables a desplomarse de sus cimientos durante un sismo. Pueden destruirse o sufrir daños que pueden requerir de muchos años y cientos de miles de dólares en reparación. Daños como tal se produjeron durante el terremoto de magnitud “moderada” de 6.0 en Napa en 2014.

Una casa con daños severos podría dejar a los residentes desplazados, quienes tendrían que permanecer en albergues de emergencia, hoteles, o con familiares o amigos, ya sea por meses o hasta años. O tendrían que buscar otra vivienda permanente. Considerando que muchos californianos no cuentan con una cobertura de seguro contra terremotos, y que nuestro estado ya sufre de escases de vivienda asequible, podría tomar mucho tiempo para que los residentes se recuperen financieramente.

Muchas personas creen que el gobierno los amparará si su hogar resulta dañado durante un terremoto. Pero no es así. La asistencia gubernamental, si es que está disponible, es extremadamente limitada. Afortunadamente existe una solución para las casas antiguas y vulnerables: un refuerzo antisísmico sencillo. Para muchas casas, un reforzamiento básico cuesta entre $3,000 a $7,000—y hasta el mismo propietario lo puede realizar. En primer lugar, puede ayudar a prevenir que sufra un daño devastador. La labor consiste sencillamente en apuntalar las paredes del semisótano de la casa y empernándolas al cimiento—un proyecto que se puede realizar en un par de días. Aprende más sobre los tipos de casas vulnerables y cómo reforzarlas en www.StrengthenMyHouse.com.

Muchas comunidades en California tienen altas concentraciones de casas antiguas y vulnerables: Más del 80 por ciento de las unidades residenciales en el condado de San Francisco y casi el 75 de las casas en el condado de Los Ángeles fueron construidas antes de 1980. El fortalecimiento de las casas antiguas y vulnerables, a larga escala, en estas comunidades, será necesario para desarrollar una inmunidad amplia—resultando en una comunidad sísmicamente resiliente.

No podemos prevenir que suceda el próximo terremoto, ni podemos predecir cuándo ocurrirá. Pero sí podemos “aplanar la curva” del sufrimiento y la pérdida que genera un terremoto. El refuerzo antisísmico de una casa antigua es como ser vacunado contra el COVID-19—un refuerzo fortalece significativamente la inmunidad del hogar para prevenir un daño sísmico catastrófico. Y a diferencia de la vacuna contra el COVID-19, no es necesario esperar en fila para realizarlo.

Glenn Pomeroy es el Director Ejecutivo del California Earthquake Authority.

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