Dos días después de su encuentro con el presidente Andrés Manuel López Obrador en la Casa Blanca, el presidente Donald Trump deslizó la inminencia de una orden ejecutiva sobre migración que incluiría un camino a la ciudadanía y alivio para los beneficiarios de DACA, el popular programa que beneficia a alrededor de 700,000 jóvenes indocumentados, la abrumadora mayoría de ellos mexicanos.
Si se considera que en los pasillos de Washington se anticipaba que la administración Trump se aprestaba a renovar su petición para la eliminación de DACA, luego que la Suprema Corte de Justicia había dictaminado que su primer intento fue “arbitrario y caprichoso”, la noticia causó sorpresa… y confusión, toda vez que Trump dijo sobre DACA: “Lo incluimos y probablemente después lo sacamos”.
No es la primera vez que Trump hace promesas públicas sobre el futuro de los “dreamers”. Durante su campaña presidencial ofreció una solución humanitaria, que nunca se materializó, a pesar de que una mayoría de los estadounidenses apoya el programa, incluido casi el 50% de quienes se identifican como republicanos.
En 2017, una vez en la Casa Blanca, Trump usó DACA como una carta de negociación con los demócratas Nancy Pelosi y Charles Schumer. Pero inyectó en las discusiones varias píldoras venenosas: DACA a cambio de financiamiento completo del muro fronterizo y reducciones draconianas a la migración legal. Fue un coctel que los líderes demócratas no aceptaron digerir. Las negociaciones colapsaron.
Dos años después los demócratas de Pelosi aprobaron en la Cámara de Representantes en junio del 2019 la iniciativa de ley HR-6 (Proyecto de Ley del Sueño y la Promesa Americana -ADPA). Incluye una ruta a la legalización y ciudadanía para unos 2.5 millones de inmigrantes, incluidos los dreamers.
Aunque una versión senatorial de la iniciativa es patrocinada por uno de los más férreos aliados del presidente, el senador republicano de Carolina del Sur Lindsey Graham, el proyecto de ley sigue estancado en el Senado.
No está claro si el presidente de los Estados Unidos goza de la facultad para aplicar una reforma migratoria a través de una orden ejecutiva. Aún si la tuviera, la idea detonó el rechazo de miembros prominentes de su partido como el Senador Ted Cruz. “Existe CERO autoridad constitucional para que el presidente cree un camino a la ciudadanía”.
Pero sí existe una manera sencilla e inmediata con la que el presidente Trump puede despejar las cortinas de humo y demostrar un cambio tangible en su actitud hacia los migrantes en general y los mexicanos en particular: Anunciar que desiste de eliminar DACA, restaurar la aceptación de nuevos solicitantes y convocar al líder republicano del Senado Mitch McConnell a poner a voto la iniciativa de ley S-874, la versión senatorial de la HR6. Y eso lo puede hacer hoy mismo.