Los trabajadores agrícolas – “esenciales” pero viven en el temor

Pilar Marrero | Ethnic Media Services
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Tienen sueldos muy bajos, pocas prestaciones, rara vez cobertura de salud o días de enfermedad. Cerca de la mitad son indocumentados pero son trabajadores “esenciales” que cosechan y empacan vegetales y frutas, trabajan en plantas empacadoras de carne, recogen y transportan los productos.

Son trabajadores agrícolas – tan importantes para mantener el país alimentado y en movimiento que están exentos de las órdenes de “quedarse en casa” e incluso de la reciente prohibición impuesta a ciertos inmigrantes durante dos meses por el gobierno de Trump. Al mismo tiempo, los reglamentos para emplear a ciertos trabajadores agrícolas de temporada se han flexibilizado e incluso, si se implementa una reciente propuesta de la Casa Blanca, hasta se permitiría a los agricultores “bajar los salarios”.

Hoy en día, estos trabajadores viven a diario con el temor de morir de Covid-19. Hasta ahora se ha hecho muy poco para estabilizar su estatus, asegurar que estén protegidos y compensarlos si terminan por enfermarse.

Existe un creciente impulso por parte de los legisladores, los sindicalistas y los grupos de defensa “para proteger a los trabajadores agrícolas y la cadena de suministro de alimentos”. Tras los informes de mediados de abril de que se diagnosticó a 41 trabajadores agrícolas con Covid-19 en el condado de Monterey, una de las principales zonas agrícolas de California, los asambleístas californianos Robert Rivas (D-Hollister) y Eduardo García (D-Coachella) introdujeron el primer paquete de ayuda de Covid-19 en la nación centrado en los trabajadores agrícolas.  La legislación propuesta incluye la ampliación de la licencia por enfermedad remunerada, una paga suplementaria por riesgos para cubrir el aumento de los gastos de salud y de cuidado de los niños, y otras medidas.

Mientras tanto, el Grupo Hispano del Congreso escribió una carta a los líderes de ambas cámaras, instando a la asistencia financiera, el apoyo a las necesidades de cuidado infantil y la financiación adicional para los centros de salud comunitarios y la asistencia financiera directa para los trabajadores agrícolas, recordándoles que “la seguridad alimentaria de nuestra nación depende de la capacidad de los trabajadores agrícolas para continuar trabajando de forma segura para producir los alimentos”.

El alivio para los hombres y mujeres de los campos de California es indispensable.

El hondureño José Ramos trabaja en una empacadora de vegetales en Santa María, cerca de Santa Bárbara. Ramos, de 41 años y padre de cuatro hijos, va a trabajar nervioso porque su empresa, dice, no dijo nada sobre COVID-19 hasta hace unos días.

“Hasta hace poco no nos daban ninguna orientación, pero muchos de nosotros tomábamos nuestras propias medidas, como comprar gel para traer y hacer nuestras propias máscaras porque los jefes no nos las daban”, explicó Ramos.  Señaló que en su centro de empaque de vegetales el distanciamiento social era casi imposible. “En la zona donde trabajo hay cuatro empaquetadores, dos cajeros y de 8 a 10 cortadores en un espacio pequeño, olvídate de los seis pies.  Hay un máximo de tres pies entre una persona y otra”.

Armando Elenes, secretario-tesorero de la Unión de Trabajadores Agrícolas, dijo que el 77 por ciento de los trabajadores, en una encuesta reciente, informó que los empleadores no habían cambiado las prácticas de trabajo ni ofrecido información sobre la pandemia.

“Ahora a muchos se les dice que vayan a trabajar con una máscara puesta, es como decirle a alguien que tiene que cavar hoyos en la tierra que venga con su propia pala.  Si se exige equipo para trabajar, hay que proporcionarlo”, dijo Elenes, quien señaló que hay granjas individuales que están mejorando sus prácticas.

Los reglamentos de Cal OSHA detallan un programa de prevención y seguridad que todos los empleadores de la industria agrícola están obligados a implementar, incluyendo la capacitación de los trabajadores y la información sobre qué es COVID-19 y cómo se propaga, cómo prevenirlo y cuáles son los síntomas. Los empleadores están obligados a implementar medidas de seguridad en la granja y a proporcionar limpiadores y desinfectantes y unidades de lavado de manos, así como medidas para aumentar la distancia física.

Sin embargo, los trabajadores agrícolas, los sindicalistas y los activistas de la salud señalan que esto no se ha aplicado sistemáticamente.

“ El programa de trabajadores agrícolas de California Rural Legal Assistance (CRLA) recibe numerosas llamadas”, dice Estella M. Cisneros, directora regional del mismo.  “La mayoría nos dice que muchas compañías no han tomado acción alguna”.

“Están en una situación difícil”, añadió Cisneros.  “Si trabajan pueden exponerse y si no trabajan no tienen ingresos ni ayuda de ningún tipo”.

Algunos trabajadores agrícolas también informan que los capataces o los líderes de equipos difunden información errónea y dicen que el virus no es real.  Los más preocupados son los que trabajan en plantas empacadoras de carne o vegetales, ya que trabajan en interiores y en ambientes con aire acondicionado, considerados mucho más peligrosos que trabajar al sol y al aire libre, agregó Cisneros.

Un nuevo informe de la Iniciativa de Investigación de Capacidad Cívica (CCRI) en la Universidad de California en Merced, estima que el 42% de los 250.000 trabajadores agrícolas del Valle de San Joaquín son indocumentados.  Al menos 112.000 no recibirán el pago de estímulo federal.

El informe destaca otras vulnerabilidades exacerbadas por la pandemia, como la inseguridad alimentaria y de la vivienda, la falta de beneficios de salud, la falta de días de enfermedad y el escaso acceso a equipos de seguridad. El CCRI recomienda que las ciudades y condados del Valle emprendan políticas para proteger a estos trabajadores.

“Los trabajadores agrícolas trabajan en condiciones enormemente desiguales”, dijo Genoveva Islas, directora de Cultura Tu Salud, una organización de defensa de la salud pública en Fresno.

“Estoy orgullosa de que esta comunidad de trabajadores agrícolas sea reconocida como trabajadores esenciales, pero es por eso que también necesitan protecciones esenciales. Durante demasiado tiempo no se les ha pagado un salario justo, no tienen jubilación y no tienen acceso a un seguro médico.

Ahora COVID-19 ha magnificado las desigualdades que ya existían.

“En el Valle de San Joaquín tenemos el uno por ciento de las tierras agrícolas de la nación y producimos el 25% de los alimentos de mesa de América”, dice Islas. “Cualquier cosa que perjudique nuestra capacidad de seguir haciéndolo sería catastrófico para California y potencialmente para nuestra nación.”

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