“Tonaltiuyo Izcallipotzintli” Equinoccio de Primavera

Temachtiani Ocelocoatl S. Ramirez | Especial para El Observador
Teotihuacán, México. Photo Credit: Pixabay

Desde tiempos primigenios, allá en la lejana Chicomoztoc (las siete cuevas), cuando el Nativo Preamericano, habitaba en cuevas, en sus andares de nómada-recolector; tuvo entonces conciencia, en la razón de su existencia, empezó así a cuestionarse; de aquello que había en su entorno y a tratar de darle sentido a todo cuanto lo rodeaba.  Para ello, empezó con curiosidad inquisidora a observar detenidamente la naturaleza, pero más llamo su atención el Ilhuícatl (el cosmos), que por estar tan distante e incalzable, le represento un gran misterio.

De esta manera, con fundamento en las partes de su cuerpo, creo el tlapohuilli (computo matemático), Sistema vigesimal, sencillo y practico, además binario, basado en el punto y la línea que se consolido en una matemática posicional.

Por este medio, registro los cambios que ocurrían en su entorno y llego a la conclusión que son: cíclicos, periódicos, repetibles y por lo tanto, predecibles, esto queda de manifiesto en el: Cauhpohualli (computo del tiempo), los ciclos del Tonalli (día), Yohuilli (noche), Tlalpilli (semana), Cempohualilhuitl (veintena), Meztyotl (lunación, mes), Xihuitl (año), Xiuhmolpilli (atado de 52 años), Huehuetiliztli (atado de 104 años), etc.

El Tlalpohualli (cuentas de la tierra), en los que se establecen los periodos de lluvias y sequias, calor y frio, para saber cuándo se siembra y cosecha, dando origen a los periodos agrícolas.

También observo, que la tierra tiene Nahui ollin 4 movimientos (rotación, traslación, precesión y nutación).  Esos movimientos originan cambios, en la naturaleza como: las 4 estaciones del año, los cambios del día y la noche, así como su duración, las variaciones de temperatura, etc., muy importantes para nuestros ancestros, pues gracias a ellos, se genera la vida y sustento.

Por eso, la ciencia agrícola fue el fundamento de la existencia en nuestra antigüedad; estos cambios, eran marcados con los 2 equinoccios (20 o 21 de marzo en el hemisferio norte y 22 o 23 de septiembre en el hemisferio sur) y los 2 solsticios (20 o 21 de junio y 21 o 22 de diciembre), las cuatro situaciones en las que inician las cuatro estaciones del año dando origen a los cuatro ámbitos: caliente, frio, húmedo, seco.

Por su revelante importancia, también se tomaron en cuenta los astros como:

                Meztli (luna)

                Tonatiuh (el que va alumbrando, el sol)

                Tlahuizcalpantecuhtli (Estrella de la mañana)

                Xolotl (Estrella informe de la tarde), el planeta Venus,

                Tianquizco (las pléyades), etc.

Se estudiaron, y se registraron en Tlatenonotza (petroglifos, estelas), Amoxtin (libros y lienzos) y concluyeron que estos astros, intervenían o influían en los fenómenos anteriores; así se creó el Xiuhpohualli (computo celeste, astronómico).

Sin embargo, la naturaleza humana no paso desapercebida, también estudio su esencia, así surgió el Tonalpohualli (cuenta de la vitalidad y el destino), aplicado en la concepción, gestación, el alumbramiento, las energías del día y la noche y entendieron que los astros mencionados, influyen a la vida y desarrollo del individuo, etc.

El equinoccio, es el momento del año en que Tonatiuh (el que va iluminando, el Sol) alcanza su punto más alto en el Ilhuícatl (la bóveda celeste) ubicándose en el Aco (cenit), es justo cuando coinciden el ecuador celeste y el paralelo en declinación solar, como consecuencia de la posición que tiene la tierra en relación al sol;  este evento astronómico marca la entrada de Xopantla (la primavera), una característica muy peculiar de este evento, es que los rayos solares inciden de la misma forma en el hemisferio norte y sur.

De manera general, el equinoccio de primavera es el instante o fecha en que suceden cambios estacionales opuestos en ambos hemisferios.

Dicho suceso astronómico genera peculiares cambios en la tierra como:

  1. El Sol sale por Tlanechtlampa (rumbo del origen de la luz) el este, en el ecuador latitud 0 grados y se pone por Cihuatlampa (rumbo de las mujeres) el oeste, con exactitud milimétrica.
  2. Que el sol salga más temprano y decline más tarde, ocasionando que los días sean más largos o con más luz solar, que nos permite aprovechar más tiempo para optimizar nuestras actividades cotidianas.
  3. Que el día tenga una duración “casi igual” al de la noche Patlax (Parejo o igual) en todos los lugares del planeta (con algunas pequeñas variantes por la refracción atmosférica que generan los diferentes usos horarios de acuerdo a las latitudes, o debido a las dimensiones del sol).
  4. Termina el Cecuizpan (invierno), poco a poco se diluyen los fríos y la temperatura sube hasta ser muy agradable, todo reverdece, renace y se renueva con el clima cálido de Xopantla (primavera), es la época de fecundidad, reproducción, regeneración, etc. es Izcalliztli, Tlacaxipehualiztli veintenas del resurgimiento de la vida y la regeneración de la piel.

Desde tiempos primigenios los Olmecas, Teotihuacanos, Zapotecas, Mayas, Mixtecas, Toltecas y Mexihtin (Mexicas), etc. daban un gran significado a la llegada de Xopantla (la primavera), como queda de manifiesto en los casi incontables centros ceremoniales (hoy llamadas zonas arqueológicas).

Donde admirablemente se manifiestan acontecimientos astronómicos, que por sí solos, demuestran un aventajado desarrollo en las ciencias de la arquitectura y astronomía, a tal grado que quedo implícito en el meticuloso diseño urbanístico y arquitectónico de las ciudades, edificios y plazas que registran concienzudamente, dichos fenómenos, en un juego de luz y sombra; que solo se manifiestan en fechas señaladas a hora determinada.

Realmente, son uno momento fugaz, que ocurre en un instante de tiempo; no todo un día como se cree, aunque llamamos “día del equinoccio”, a la fecha en el que se manifiesta dicho fenómeno.  Inclusive así se registra en los almanaques y calendarios como en los observatorios, comprobatorios de Xochicalco, Malinalco, y Dzibilchaltún.

En Chichen Itzá se puede apreciar en la Tzacualli (donde se guarda lo sagrado), el recinto dedicado a Kukulcán (serpiente preciosa de Quetzal) donde esta deciende por la alfarda, creada por el juego de luz y sombra, producida por la posicion del sol con la relación a la tierra, acontecimiento que solo se produce durante el equinoccio; a este fenómeno se le llama Teotemoc (el descenso serpenteante de la energía creadora).

El Tecpán (palacio) de Quetzalpapalotl (mariposa-quetzal), en Teotihuacan, que también funcionaba como un observatorio; el patio central es Coronado por sus cuatro lados con una estructura, que sustenta almenas con diseño geometrico-astronomico: El circulo, cuadrángulo y triangulo.

Las del lado de Tlanechtlampa (rumbo del amanecer, oriente), por la mañana entre 7:15 y 7:45 horas a.m., en el equinoccio de primavera, estas se proyectan en las robustas columnas, que tienen esculpidas representaciones de quetzal-tecolotl (tecolote quetzal) aves asociadas con los rayos solares, así como con la oscuridad.

El simbolismo es acerca del equilibrio entre la luz y la obscuridad, “el día y la noche iguales”.  Las aves también simbolizan a las Citlaltin (estrellas), representadas en sus ojos, que tienen incrustaciones de reflejante obsidiana o mica.

También desde el Tlachialoyan (observatorio, comprobatorio) de Quetzalcóatl (serpiente preciosa), en el gran templo mayor de México Tenochtitlan, se registraba este acontecimiento, en un espacio creado para este fin, entre los Teocaltin de Huitzilopochtli y Tlaloc, en la cima del Hueyi Teocalli (templo mayor). Desafortunadamente fue totalmente destruido por los invasores españoles.

Por lo tanto, el equinoccio de primavera es:

  • Cuando el Dia y la noche son Patlax (iguales), es el equilibrio natural entre luz y obscuridad; representa el balance y armonía cósmica.
  • Cuando Teotemoc “El descenso de la energía creadora”. La energía solar que se manifiesta como la Serpiente preciosa de Quetzal que desciende por la alfarda, creada por el juego de luz y sombra, producida por la posición del sol con relación a la tierra, que anuncia el advenimiento de
  • Izcaliyotl (el resurgir de la vida), es la fertilidad, el apareamiento, la reproducción, el inicio y el renacimiento.
  • Cuando se hace Tlacaxipehualiztli (la regeneración de la piel y cubierta vegetal en la naturaleza), representado en los iconos escultóricos como una segunda piel, no es un desollamiento, como nos han hecho creer.

Todo esto en el ámbito: físico, mental y spiritual.  Este conocimiento quedo resguardado en la tradición oral y El Costumbre, también está grabada en la memoria genética de nuestro pueblo, y como dicta la consigna de Cuauhtemoctzin:

“To tonal ye okzepa tlauia” (nuestro Sol nuevamente nos vuelve a alumbrar)

Tomado de “Arquitectura solar”

Ediciones del Zemanauak Tlamachtilloyan. 1992

Autor:  Ocelocoatl S. Ramirez

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