José López Zamorano
La Red Hispana
Es natural que con motivo del Mes de la Herencia Hispana renovemos la pregunta sobre nuestra identidad como latinos, sobre las características qué nos definen, los ejemplos qué nos inspiran, los valores y principios que moldean nuestra conducta y los sueños que nos empujan al porvenir.
Desde el siglo pasado el filósofo José Vasconcelos apreciaba en nosotros los iberoamericanos la esencia de una “raza cósmica”, un crisol genético de individuos de todos los orígenes raciales y étnicos, unidos física y espiritualmente hacia un destino común.
Llama por ello la atención que la mitad de los latinos que vivimos en los Estados Unidos no nos sentimos ni latinos ni hispanos, según un sondeo del Centro Pew. Nos sentimos mexicanos o puertorriqueños o salvadoreños o cubanos. Otros preferimos ser llamados, con toda razón, americanos.
También sorprende un dato dramático: Nuestra hispanidad, como quiera que la definamos, se está diluyendo. Las generaciones con mayor antigüedad en Estados Unidos están distanciándose de su identidad latina. Alejadas de sus raíces y tradiciones, más de 5 millones de personas de origen hispano en este país ya no se reconocen como latinos.
Por ello el Mes de la Herencia Hispana de ser una oportunidad inmejorable de encontrar todo aquello que nos une, que nos define, que nos hace parte de una comunidad excepcional y única. No sólo por nuestros antepasados o nuestro idioma, sino por nuestro carácter, nuestros valores y anhelos.
Ante las caracterizaciones prejuiciosas con las que nos quieren dibujar los racistas y xenófobos, podemos responder con modelos de latinos y latinas que encarnan lo que realmente somos: una comunidad luchadora y honesta, unida por el sentido de familia, por la convicción de que el trabajo dignifica y por el optimismo de un futuro mejor para nuestros hijos.
El pasado fin de semana tuve la oportunidad se atestiguar emocionalmente lo que significa ser latino. Cinco mil almas latinas se fundieron en un foro de Virginia en el aprecio, no sólo a un artista excepcional, sino a un ser humano ejemplar que encarna para muchos un modelo de hispanidad: Chayanne.
Por su trabajo humanitario y filantrópico hacia los damnificados y vulnerables, por su talento generoso y humilde, por la sonrisa perpetua que denota su optimismo de vida, no hace falta ir más lejos para encontrar en este puertorriqueño universal una definición tangible de hispanidad.
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