Mario Jiménez Castillo
El Observador
La antigüedad de las barajas del tarot nos transporta a la Europa de finales del siglo XIV, cuando el Rey de Francia contrató al pintor Jacquemin Grigoneur, para que diseñara paquetes de barajas especiales que sirvieran de distracción y entretenimiento para él y su corte. Hasta el día de hoy aún prevalecen 17 cartas de estos paquetes, las cartas se mantienen en exposición actualmente en la biblioteca nacional de París. Las cartas fueron exquisitamente dibujadas sobre pergamino, delicadamente pintadas con polvo de oro y aplicaciones de lapislázuli pulverizado.
Muchas versiones aseguran que este pintor fue el creador original de las barajas, pero algunos historiadores creen que son una copia de barajas provenientes del lejano oriente. Teorías existentes afirman que los gitanos llevaron este arte adivinatorio de Egipto a Europa y otros creen que el significado original de las barajas proviene de las creencias del budismo.
El paquete original de barajas del tarot contiene 78 cartas adornadas con símbolos, números y figuras. Las barajas se encuentran divididas en un grupo de 56 cartas, llamado “arcano menor”, que a su vez se divide en cuatro manjares: copas, espadas, oros y bastos. Estos manjares son equivalentes a los de las cartas españolas. Los cuatro palos del arcano menor corresponden a los cuatro elementos químicos primarios: aire, tierra, fuego y agua. Las figuras representativas del arcano menor son: los reyes, las reinas, los caballeros y las princesas.
Las 22 cartas restantes son llamadas “arcano mayor”. La simbología de cada arcano mayor está representada por circunstancias y condiciones humanas. El arcano mayor inicia con una carta sin número o carta cero que corresponde al loco o bufón. Posteriormente las cartas están numeradas del 1 al 21.En algunos paquetes de barajas la carta del bufón es la número 78 .
Durante el siglo XV y parte del siglo XVI el tarot era usado en las cortes europeas para entretenemiento y para presagiar eventos futuros, con la creación de las otras 52 barajas del arcano menor, el tarot pasó a convertirse en uno de los instrumentos exclusivos de la adivinación y con ello surgieron una buena cantidad de tarotistas y agoreros que gozaron de una tremenda popularidad en las cortes europeas.
En la corte inglesa de mediados del siglo XVI fue prohibido utilizar el tarot como medio adivinatorio declinando un poco su uso y el auge que había tomado el siglo anterior. Fue hasta la época de la revolución francesa cuando el tarot resurgió como el ave fénix, siendo consultado especialmente por nobles y mercaderes. Se dice que el emperador Napoleón era aconsejado por una tarotista antes de iniciar cualquier batalla, se cree que fue advertido de su derrota en Waterloo, pero hizo caso omiso de la advertencia que le señalaron las cartas. Teorías afirman que la emperatriz Josefina, se convirtió en una experta en la lectura del tarot y que era ella quien aconsejaba al emperador acerca de sus contiendas. Adelaide Lenormand, fue una psíquica que tuvo mucha fama en Francia, se dice que fue una de las grandes precursoras de la lectura del tarot. Toda la gente quería consultarla pues sus presagios ocurrían sorprendentemente como ella lo describía leyendo las cartas. Más adelante fueron los rosacruzes quienes hicieron resurgir el renacimiento del interés por el estudio del tarot en el siglo XIX, descubriendo y dando a conocer una teoría cabalística, una aparente relación entre las 22 cartas del arcano mayor y el alfabeto hebreo.
En cuanto al origen de la palabra tarot, también hay controversia. La palabra ´´tarot´´, que actualmente se usa en casi todos los idiomas, es un termino francés que denomina al vocablo ´´tarocco” como un conjunto de cartas utilizadas para juego y entretenimiento. Otros creen que proviene de la palabra tar que usan los gitanos para refirirse a las barajas. Otra teoría sostiene que el vocablo italiano tarocchi dio origen a la palabra tarot, incluso existe la teoría que el nombre del dios egipcio Thot fue el origen de Tarot. Aún así al verdadero origen de la palabra le cubre un velo enigmático.