La Red Hispana
No cabe duda que el presidente Barack Obama tiene un apetito por hacer historia. Fue el primer presidente en designar a una hispana a la Corte Suprema, a un afro americano como Procurador de Justicia y a sentarse a dialogar con uno de los enemigos históricos de Estados Unidos en el continente: el gobierno del presidente Raúl Castro en Cuba.
Acompañado de su familia, Obama se encuentra en La Habana en la primera visita de un presidente estadounidense en funciones en 88 años, desde que el presidente Calvin Coolidge llegó a la isla en 1928, a bordo de un buque de guerra, para asistir a la Sexta Conferencia Anual de Estados Americanos.
Es un hecho que Obama, el primer presidente afro americano de Estados Unidos, es más popular en Cuba que los hermanos Castro. Un sondeo realizado el año pasado por la cadena Univisión muestra a Obama con un 80 por ciento de popularidad, frente a 47 por ciento para Raúl Castro y 44 por ciento para Fidel Castro.
Obama busca aprovechar el viaje no sólo para posar para las fotos, sino para reunirse con Raúl Castro, así como con empresarios disidentes seleccionados por la Casa Blanca. También dirigirá un mensaje a los cubanos desde el Teatro Nacional y tendrá un asiento de primera fila en un juego de beisbol.
Más allá de si el viaje de Obama consigue sus objetivos de impulsar más cambios democráticos en Cuba, un mayor respeto a los derechos humanos, un más amplio flujo de información y telecomunicaciones a la isla, así como más oportunidades económicas, siempre es mejor que dos gobiernos distantes construyan puentes de acercamiento y no muros de separación.
