Araceli Martinez
Ethnic Media Services/La Opinon
Jocelyn Zambrano maneja diario hasta una hora y media entre el barrio de Wilmington hasta el Valle de San Fernando en el condado de Los Ángeles con el pensamiento puesto en cómo lograr que más latinos se vacunen contra covid-19.
“Me levanto a las 5:40 a.m. y a las 7 de la mañana, salgo rumbo a San Fernando. Comienzo a las 8:30 a.m. en la oficina de la organización Pueblo y Salud en San Fernando. Dedico la mañana a planear y a partir de las 3 de la tarde, mi equipo y yo vamos a tocar puertas”.
Zambrano está estudiando en California State University, Northridge (CSUN) para ser maestra de escuela elemental. Desde principios de junio, cuando terminó sus clases, ella ha trabajado 40 horas a la semana en la campaña de alcance de la vacunación de covid-19 de Pueblo y Salud.
“Estoy a cargo de un equipo de 5 trabajadores de alcance comunitario, incluyéndome a mí misma”, dice Zambrano. “Salimos casi todos los días a educar a la comunidad latina sobre la vacunación y vamos casa por casa, tocando puertas”.
Este trabajo se ha convertido en una misión para el equipo de Zambrano, la mayoría de ellos tienen poco más de 20 años. “Solo uno de nosotros anda en los 30”, dice Zambrano. “Queremos ver más gente vacunada. Yo estoy vacunada y mi familia también”.
Esto es más que un trabajo de verano para los trabajadores de alcance, dice Zambrano. Es por todo el año. Ellos van a continuar trabajando medio tiempo en la campaña de vacunación cuando regresen a clases.
“Mucha gente de la comunidad con la que hablamos especula sobre si deben o no vacunarse”, dice Zambrano. “Algunos piensan que hay un chip en la vacuna. Otros dicen que les van a inyectar el mismo virus; o preguntan por qué se tienen que sentir mal después de vacunarse cuando se supone que la vacuna es para prevenir que no nos enfermemos. Hay quienes piensan que no es gratis y tienen que pagar”.
Cuando los vecinos le abren la puerta de su casa a Zambrano y le hacen estas preguntas, ella les ofrece información para crear conciencia sobre las opciones de dónde vacunarse. Les regala mascarillas y trata de hacer que se comprometan a recibir la vacuna, ayudándolos con la cita para recibir la inoculación.
Dice que ha encontrado que mucha gente no quiere vacunarse porque está asustada. “Una persona nos contó que una de sus compañeras de trabajo tuvo un ataque al corazón después de vacunarse. Y a causa de eso, piensa que la vacuna se lo provocó. Nosotros le explicamos que probablemente sufrió ese incidente porque ya tenía algunos problemas de salud”.
Hay otros individuos que piensan que deben tener un seguro médico para vacunarse. “La vacuna es gratis y solo tienen que decir no, cuando les preguntan si tienen seguros”.
Zambrano ha tocado puertas en comunidades como Canoga Park, Pacoima, San Fernando y Sun Valley, y aunque la tarea de alcance, da resultados de poco a poco, ha conseguido tener éxito a cuentagotas.
“El 22 de julio, logramos que 10 personas se vacunaran”, dice Zambrano. “Fue muy bueno, porque normalmente el promedio que convencemos para que se vacunen por día es de cero a cuatro”.
Algunas veces han logrado vacunar a las personas en los propios hogares de las familias. “Solo hacemos una llamada y vienen a vacunarlos a sus casas; otras veces, logramos animarlos para que vayan a la clínica de vacunación más cercana que se va a instalar en los siguientes días”.
Pueblo y Salud trabaja con varios hospitales para aplicar las vacunas en casa. Para las clínicas pop-up (emergentes en español), trabajan con Fernandeño Tataviam Band of Mission Indians y Pacoima Beautiful, una organización no lucrativa que se enfoca en la justicia ambiental en Pacoima.
De acuerdo con las estrategias de equidad del Estado de California para vacunar a las comunidades de difícil acceso y abordar las preguntas sobre vacunas, el equipo de Pueblo y Salud decide qué vecindarios visitar en una reunión semanal que tienen con la Mesa de Respuesta Rápida COVID del Valle de San Fernando. “Tenemos un sitio web interno donde podemos ver las áreas donde menos personas han sido vacunadas, y vamos a esos lugares para crear conciencia sobre la vacuna contra COVID”, dice Zambrano.
Los trabajadores de alcance comunitario no pueden evitar toparse con personas completamente renuentes a vacunarse. “Tratamos de no presionar mucho porque queremos que nuestro equipo esté seguro. Nunca sabemos cómo pueden reaccionar”. En esos casos, Zambrano dice que ella y su equipo dan las gracias y se van. “Realmente no podemos seguir tratando de persuadirlos cuando ya han tomado una decisión. Es algo que tenemos que superar y seguir adelante”.
Zambrano revela que quieren hacer crecer el equipo de alcance de la vacunación contra el virus para hacer un total de 8 personas. “Todavía estamos buscando personas porque entramos al programa de vacunación bastante tarde”, dice.
Incluso con su nivel actual de personal, ella considera que vale la pena tocar puertas y hablar con la gente sobre la vacuna. “Especialmente en este momento con la variante Delta, llegar a las personas que no están vacunadas es aún más importante, porque esto puede empeorar”, dice.
“Hasta ahora ha funcionado porque hemos logrado que la gente salga de su casa para vacunarse”.
Rafael Rincón, 21 años, trabajador de alcance comunitario y estudiante de CSUN, dijo que se apasionó con el tema porque su madre fue diagnosticada con COVID. Desde entonces, se propuso crear conciencia sobre la pandemia y trabajar para que más gente se vacune.
“Aunque mi madre presentó síntomas leves, no quiero que nadie se contagie”, dice Rincón. “Así que tan pronto como pude, me vacuné”.
Cuando quien le abre la puerta, es una persona que no quiere vacunarse, Rincón les pide que piensen en su familia. “Puede que no necesariamente seas tú quien corra un alto riesgo de enfermarse, pero tienes otros miembros en tu hogar que sí pueden infectarse”, dice.
“Así que piensa en las otras personas de tu comunidad, no en ti mismo”.
Y a través de hablar con los angelinos puerta tras puerta, ha aprendido que el público no está bien informado.
“Este programa es muy necesario para crear conciencia; y puede haber algunas personas que no salen mucho para encontrar esta información”, dijo.
Rincón considera que se ha esparcido mucha desinformación sobre la vacuna, lo que ha creado miedo; y por eso es que necesitan proveer información adecuada.
Jocelyn Salazar de 21 años, estudiante de Los Angeles Mission College, es también una trabajadora de alcance de la vacuna de COVID para Pueblo y Salud.
“Es importante para mí porque quiero que todos estemos saludables y protegidos del virus. Mucha gente de mi familia y amigos han muerto. Nosotros deseamos que todos se protejan usando mascarillas, con la distancia social y la vacuna”.
Lo que más le ha impresionado, dice, al visitar a las familias en sus casas, es que mucha gente tiene temor a la vacuna por lo que escucha de amigos y parientes en lugar de prestar atención a lo que los profesionales médicos y científicos dicen.
Cuando se le pregunta qué le diría a alguien que no quiere vacunarse, Salazar dice:
“Te diría que quiero que conozcas los recursos que existen para obtener la vacuna. No quiero presionarte. Solo quiero que sepas”.
Rubén Rodríguez, director de Pueblo y Salud, dice que el bombardeo ha sido constante para que la comunidad se vacune, especialmente para los latinos y afroamericanos. “La educación está ahí, y mucha gente quiere ir, pero no batallar”, dice Rodríguez. “No quieren hacer línea, esperar o usar el teléfono para registrarse o faltar al trabajo”.
Dice que también hay otras barreras. “Por ejemplo, la comunidad latina usa mucho el sentido común y dicen, “para qué me voy a vacunar, si de todos modos me tengo que poner la mascarilla”.
Rodríguez afirma que el contacto directo da resultados. “Algunas veces, hay personas que dicen que no se han vacunado porque no han tenido tiempo. Nosotros les decimos, ‘ahorita mismo le hago la cita’; y en esto ayudan mucho las clínicas de vacunación emergentes”.
Concluye diciendo que es un reto hacer que la gente se vacune cuando tiene ideas preconcebidas y no le dan la importancia. “El ir de puerta en puerta sí funciona, porque creo que la gente ya no le pone atención a los anuncios en la radio y la televisión”, dice Rodríguez.
“Ellos están cansados de escuchar lo mismo. Y aunque de 100 personas con las que hablamos, es posible convencer a una, vale la pena”.
Además de crear conciencia sobre las vacunas covid-19, Pueblo y Salud también ofrece programas de prevención de alcohol, drogas y tabaco, dice Zambrano.