La Medalla de San Benito

Mario Jiménez Castillo | El Observador
Photo Credit: Public Domain

San Benito es un Santo muy venerado dentro de la comunidad de creyentes. Son muy apreciadas las medallas, las cruces y los rosarios en su honor; se dice que son los mejores amuletos para contrarrestar todo tipo de intenciones malignas, malos espíritus, brujería y encantamientos. Los fieles llevan consigo medallas y reliquias para procurar protección espiritual en todo momento. Sara Lemus, fiel creyente de San Benito, nos comentó que vivió una época marcada por la mala suerte, estaba segura de haber sido alcanzada por un maleficio. Dice que intentó limpias y remedios pero nada le funcionaba, hasta que conoció la devoción por medio de un tío, quién le relató como el Santo lo sano de un encantamiento maligno. “Comenzó a rezarle, le ofrendaba veladoras y portaba consigo la medalla en todo momento. Estoy segura que la fe mueve montañas y fue la fe puesta en el Santo, la que me libró de aquel acervo difícil, señaló Sara”

La Medalla de San Benito es considerada milagrosa y ha sido aclamada por millones de creyentes. Se recomienda portarla consigo, tener una en el trabajo y otra en el auto. Detenta dones protectores y milagrosos.

Su fecha de nacimiento fue alrededor del año 480 en Roma, en esa época el imperio romano comenzaba a decaer. Desde la infancia, se distinguió por ser un niño respetuoso de la fe. A la edad de dieciséis años, se traslado a un sitio conocido como Subiaco y comenzó a vivir como ermitaño, su morada era una cueva en lo profundo de un bosque. Se cuenta que pasó estudiando la Biblia durante tres años. Era amante de los animales y de la naturaleza, sanaba enfermos y proveía de alimento a los más necesitados. Pronto sus virtudes fueron conocidas en toda la región, tanto así que unos monjes le pidieron que fungiera para ellos en calidad de Abad. La disciplina intensa de San Benito, enfadó a los monjes quienes un día trataron de envenenarle ofreciéndole una copa de vino; antes de beber de la copa, San Benito bendijo el vino y la copa estalló haciéndose pedazos. Con el paso de los años, mucha gente asistía a verle para que les enseñara más sobre la palabra de Dios, esto le motivó a fundar asilos y monasterios. Allá por el año 527 se fue a vivir a Montecassino, sitio en donde fundó la Orden Benedictina, orden que aún prevalece. Fue allí donde el Santo escribió su célebre “Regla de San Benito”, prontamente acogida como el reglamento de los monjes europeos. San Benito murió el 21 de marzo  del año 543 durante un jueves santo. A san Benito se le celebra en dos ocasiones al año, los días 21 de marzo y 11 de julio, respectivamente. En marzo se conmemora la fecha de su muerte. En julio se observa el traslado de sus restos a su morada final. El Papa Pablo VI eligió el 11 de julio para conmemorar y nombrar a San Benito como Patrono de Europa.

Peticiones: Se le pide para aliviarse de padecimientos misteriosos, insomnio, envenenamiento por comida o bebida. Contra hechizos, espíritus oscuros, fantasmas y malas voluntades.

Oración a San Benito

Bienaventurado Abad San Benito, te suplico por el caudal de milagros concedidos

y por la gloria que gozas en compañía de todos los que,

como tú, obtuvieron la corona felicísima de la luz de Cristo, me libres de

hechizos y del encantamiento del infernal dragón, de muerte repentina,

de rayos y temblores, de incendios y terremotos. De malos vecinos, de

caminos peligrosos, de los salteadores, de prisiones, de malas lenguas,

de falsos testimonios, y por último; que puesto a tus plantas y cubierto

con tus vestiduras, me libres de todos los enemigos visibles e invisibles,

que tapado con el manto de la Magdalena, alcance un arrepentimiento

como aquella dichosa Santa. Para que mi alma sea purificada y mi

suerte sea feliz.

Amén.

Categories
FeaturedVibras

RELATED BY

0