Parasomnias: qué las provoca y cómo tratarlas

Mario Jiménez Castillo | El Observador
Photo Credit: Alexandra Gorn / Unsplash

Las parasomnias s ocurren frecuentemente durante la infancia y la adolescencia, pero en algunos casos se puede detectar en edad adulta e incluso en edad madura. Este desorden del sueño suele presentarse de diversas maneras, por ejemplo advirtiendo una confusión momentánea al despertar; hablar, reír, llorar y realizar movimientos constantes mientras se duerme. Malestares en los músculos de las piernas, ritmos acelerados de las contracciones cardiacas, sensaciones de desasosiego y falta de aire, también pueden presentarse como fenómenos reveladores de las parasomnias.

Las parasomnias más comunes y frecuentes son: el pavor nocturno, las pesadillas y el sonambulismo. Éstas en su mayoría, suelen ser provocadas por el estrés, los problemas cotidianos, la falta de actividad física, rupturas amorosas, experiencias dolorosas de la niñez entre otras causas y sobre todo, por la actual crisis mundial.

El pavor nocturno ocurre durante las primeras horas de sueño, el durmiente experimenta terror y le resulta casi imposible despertar, cuando lo hace casi no recuerda nada de lo que ha acontecido y experimenta confusión. El pavor nocturno suele provocar amnesia, es decir que quien lo padece, recuerda muy poco la causa que le produce el pavor, en la mayoría de ocasiones las imágenes que vienen a su mente son muy vagas y sin sentido.

Si este desorden no es atendido prontamente, la persona corre el riesgo de que su vida y salud en general, se vea plenamente afectada.

Las pesadillas se definen como una constante producción de imágenes y episodios tormentosos, que se experimentan y develan durante el sueño. Este tipo de sueños aterradores, interrumpen el provecho del sueño reparador, provocando una serie de malestares como la ansiedad, miedo, confusión y pánico; que ponen en alerta al soñador, a quien no le resulta tan fácil volver a conciliar el sueño. Al despertar de una pesadilla, el afectado suele gemir, gritar y en ocasiones llorar en voz alta. Si las pesadillas se vuelven constantes, el individuo sentirá temor a la hora de dormir. Sus horas de sueño se verán reducidas, dando paso a efectos como la falta de concentración; depresión, sentimientos de culpa, ansiedad, y enfado continuo, que se harán presentes constantemente durante la vigilia.

El sonambulismo ocurre cuando la persona comienza a experimentar lapsos reincidentes, durante los cuales se levanta de la cama y camina mientras está dormida. La mayoría de pacientes de este tipo de desórdenes, presentan cuadros genéticos hereditarios. Y en un noventa por ciento de los casos, el sonambulismo comienza a manifestarse a edad temprana.

Quien padece de sonambulismo, no consigue recordar con claridad lo ocurrido al despertar, en muchas ocasiones se da cuenta de lo sucedido, porque amanece en otra parte y no en su propio lecho. Un sonámbulo puede volver a su cama y caer en sueño profundo

casi de inmediato. Los pacientes en edad infantil en la mayoría de casos, no suelen desarrollar trastornos emocionales o mentales prolongados y pueden curarse en poco tiempo. No así las personas en edad adulta, ya que llegan a desarrollar numerosos percances como depresión, ansiedad, desánimo y falta de apetito sexual. Se ha descubierto que los pacientes que padecen de sonambulismo durante largos períodos y no buscan ayuda profesional, corren el riesgo de contraer el desorden bipolar.

El tratamiento para aliviar estos trastornos depende del tipo e intensidad de las parasomnias s. Algunas personas pueden ser afectadas de manera temporal y otras durante meses y hasta años. Los médicos recomiendan hacer uso de terapias psicológicas,

para detectar cualquier problema mental o emocional que pueda estar afectando al paciente. Fármacos y antidepresivos pueden contarse entre la lista de tratamientos más comunes para tratar estas alteraciones del sueño.  El desarrollo de una buena comunicación entre la persona afectada, su médico de cabecera y las personas que viven en su hogar, se convierte en el apoyo ideal para abolir las parasomnias s y sus efectos.

Si estos desórdenes se vuelven recurrentes o permanentes, se debe de acudir de manera inmediata con un psiquiatra. Afortunadamente las parasomnias s, tienen remedio y un paciente se puede librar de ellas en corto tiempo, si sigue al pie de la letra las indicaciones médicas. Practicar ejercicios, rezar oraciones y llevar una dieta rica en frutas, semillas y vegetales, resulta de mucho beneficio para los pacientes que enfrentan este tipo de anomalías nocturnas. La buena noticia es que estos desórdenes del sueño tienen remedio.

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