El Culto a la Pachamama

Mario Jiménez Castillo | El Observador
Photo Credit: Vallenfine / Pixabay

Al igual que muchas tradiciones en el mundo, el culto a la Pachamama, tiene orígenes milenarios. Sus primeros practicantes fueron los habitantes de la cordillera andina, quienes expresaban su espiritualidad y amor a nuestro planeta por medio de cultos y rituales ofrecidos a la Madre Tierra. La palabra Pachamama, proviene de las lenguas andinas <Quechua y Aymara> Pacha significa espiritualidad, existencia universal y vida. Mama, denota la madre y la fuerza creadora que hace reverdecer al mundo; por lo cual se ha definido Pachamama, como “Madre de la existencia vital”.

El primero de agosto tiene un significado reverencial para el planeta Tierra. Al parecer los antiguos moradores del mundo, manifestaban un respeto muy grande por el lugar donde habitaban, ya que la flora y la fauna eran una parte esencial para su supervivencia.

Este culto, se extiende durante todo el mes de agosto en el hemisferio sur y durante el mes de abril en el hemisferio norte. Infortunadamente, el respeto y devoción por la Madre Tierra, se ha ido perdiendo debido a la industrialización depredadora y al constante desinterés de las religiones y de los gobiernos. De manera similar a los indígenas andinos, los antiguos pueblos Celtas, también ofrecían cultos y rituales a la Tierra, el primer día de agosto. Esta celebración es llamada “Lammas”, la cual conforma uno de los ocho festivales solares que aún siguen siendo celebrados por los creyentes y practicantes de la religión Wicca.

En varias naciones suramericanas como Perú, Bolivia, Ecuador y Argentina, el primero de agosto, o día de la Pachamama, representa un evento lleno de ritos contemplativos y sortilegios. El día comienza muy temprano, y ya sea en grupo, a solas o con los miembros del hogar; se hacen reverencias y se entonan cánticos a la Tierra, se escoge un lugar plano (en el jardín o un parque) y se decora con una alfombra fabricada con flores, frutillas y hojas de vivos colores. Luego se quema incienso de copal o salvia, se ofrendan velas aromáticas, se le agradece a la Tierra sus bondades y se le pide por la llegada de un nuevo período, cargado de prosperidad tanto material como espiritual. Después se le ofrenda un plato y un vaso de la misma comida y bebida que se degustará ese día, y se quema incienso a los cuatro costados del plato, simbolizando los cuatro puntos cardinales. La comida se ofrece a la intemperie por un par de horas, durante las cuales se escucha música ritual y se hacen las respectivas peticiones. Se finaliza la conmemoración decretando bendiciones para todo el mundo. La comida, la bebida, lo que resta de las velas y el incienso, la alfombra hecha de flores y las frutillas, se entierran y con ello se completa la ceremonia.

Este ritual detalla a grandes rasgos el culto a la Pachamama. La celebración y las ofrendas a la Pachamama no tiene reglas establecidas. Su importancia radica en el reconocimiento del inmenso valor de la Tierra y la profunda identidad de los pueblos que anclan su vida en ella. Gracilaso de la Vega (1539–1616), el famoso poeta peruano también conocido como “El Inca”, hace referencia del culto a la Pachamama, en su obra “Comentarios Reales de los Incas” y es considerado como uno de sus máximos precursores durante el siglo XVII.

Aunque el 1 de agosto es sin duda una fecha solemne y majestuosa para nuestro planeta, las ofrendas y ceremonias pueden realizarse durante todo este mes que es dedicado a la Madre Tierra, como forma de agradecimiento por su sustento. La Tierra es un ser viviente que lamenta y reciente todas las atrocidades y negligencias que son cometidas diariamente en su contra. ¡Rescatemos a nuestro planeta! Brindemos amor a la naturaleza, respetemos la existencia de los animales, de la vegetación y de todo ser viviente.

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