Los efectos del coronavirus se empiezan a sentir en Roma

Álvaro Caballero | EFE
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Roma, Italia – Roma se había mantenido hasta ahora relativamente ajena a la alarma social generada en el norte de Italia por causa del coronavirus, pero la ciudad eterna se empieza a resentir con monumentos casi vacíos, un transporte público insólitamente espacioso y algunos comercios y restaurantes cerrados.

En el hospital de enfermedades infecciosas Lazzaro Spallanzani, centro de referencia en el país en la lucha contra el virus, se ha habilitado una gran carpa para acoger a los pacientes que llegan creyendo haberse contagiado, cada vez más por la “psicosis social”, explica a Efe el responsable de emergencias, Franco Lufrani.

En el interior del centro hay ochos casos activos, dos de ellos graves, pero son más de 20 personas las que cada día pasan por esta carpa con la sospecha de portar el virus, de las cuales “la inmensa mayoría no tienen más que fiebre” y son enviadas a sus casas, continúa Lufrani, que se niega a llevar mascarilla para no causar más alarma.

Fuera del hospital la ciudad mantiene en cierta manera sus ritmos habituales, aunque hay signos que muestran que algo ha cambiado, como la Piazza Navona sin apenas turistas, el Panteón casi vacío o la Fontana de Trevi con espacio de sobra para tomar fotos, algo insólito.

Se hace patente la menor afluencia de gente en el transporte público, con los buses y vagones de metro que normalmente circulan atestados de turistas y locales y en los que ahora se pueden encontrar incluso asientos vacíos.

Los negocios cercanos al Vaticano, como algunos restaurantes o puntos de venta de pasta para llevar, frecuentados sobre todo por turistas, se lamentan de que desde hace unos días apenas tienen clientes.

Por el momento en Roma no hay ningún foco de coronavirus, señalaron hoy los doctores del Spallanzani, y los casos presentes en la ciudad tienen un vínculo epidemiológico con las regiones del norte más afectadas, Lombardía, Véneto y Emilia-Romaña, pero eso no ha frenado una demoledora caída en las reservas turísticas.

Solo en marzo se ha registrado un 90% de cancelaciones hoteleras, datos similares al de las ciudades más afectadas como Milán o Venecia, que tras semanas de cierres de monumentos y museos están volviendo a la normalidad y eliminando restricciones.

Se resiente el turismo, gran motor económico de la capital italiana con casi 20 millones de llegadas el año pasado, lo que ha comportado que muchos de los restaurantes o heladerías frecuentados por los visitantes estén ahora casi vacías, así como tiendas de souvenirs que han bajado la persiana.

La alarma afecta también a los propios romanos, muchos de los cuales se dirigen hacia el Spallanzani para comprobar si están infectados por el coronavirus.

Todos ellos, 248 hasta el momento, llegan a un primer control en el que el personal sanitario les proporciona una mascarilla y después son guiados hasta la carpa montada hace una semana por Protección Civil.

“Esta estructura se puso en pie precisamente para no tener una multitud de gente llegando al hospital y para impedir su contacto”, subraya Lufrani, quien explica cómo se desinfecta todo el espacio cada vez que hay un caso sospechoso.

Los pacientes que llegan a esta especie de hospital provisional deben usar unos baños portátiles fuera de la estructura, que también se desinfectan periódicamente, y solo cuando los doctores han realizado todas las comprobaciones necesarias son conducidos al interior del centro.

“Aquí hemos vivido todo, el SARS, el MERS, el ébola…”, comenta Lufrani, habituado a organizar espacios de aislamiento como este, y que cree que hay demasiado alarmismo por este virus.

De todos los que entran en este espacio, la inmensa mayoría, 203 personas, dan negativo en coronavirus y a muchos ni siquiera se les hace la prueba específica por este virus al no presentar ningún síntoma.

Lufrani no se aventura a afirmar si habrá un gran aumento de visitas a esta carpa, pero la estructura, con cuatro naves laterales para aislar a los pacientes y una gran nave en el centro para hacer las pruebas, está diseñada para albergar más pacientes si la alarma sigue creciendo.

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