Henry Céspedes
La Red Hispana
Como miembro de los Guardacostas auxiliares de los Estados Unidos he participado en la educación de seguridad en el mar desde 1984. En mi misión como educador he impartido clases gratuitas a más de 5000 estudiantes y he podido comprobar la necesidad que existe en nuestras comunidades de impartir clases gratuitas y a bajo costo sobre la seguridad en el mar.
Lamentablemente cada año, las cálidas temperaturas del verano no sólo evocan actividades al aire libre, en el mar o en las albercas, los momentos de esparcimiento sano puede dejar una huella imborrable en nuestras vidas si no se realizan con precaución. Según estadísticas de la Guardia Costera de los Estados Unidos durante la última década, se ha visto un incremento en el número de muertes en el agua debido a la creciente popularidad de deportes acuáticos como el paddleboarding, conocido en español como surf de remo o remo de pie.
A pesar de las campañas de concientización y sensibilización del público, las estadísticas son de una gravedad irrefutable. Alrededor del 80% de las muertes en el agua tienen un común denominador común, las víctimas no usaban chaleco salvavidas. Solía decir mi padre que el sentido común suele ser el menos común de los sentidos y el adagio parece ser más apropiado en materia de seguridad en el agua.
De allí la importancia de reiterar, recordar e insistir hasta el cansancio un hecho indiscutible: Los chalecos salvan vidas, pero es necesario usarlos. Es paradójico y preocupante que muchas de las embarcaciones implicadas en accidentes marítimos cumplían con el requisito de llevar salvavidas, pero sus navegantes optaron por no utilizarlos.
En todos los casos, por supuesto es menester usar el sentido común. No se debe tomar riesgos innecesarios en el agua, no conducir una embarcación, por pequeña o grande que sea, en un lago pequeño o en el mar, bajo los efectos del alcohol y siempre vigilar a los menores.
De acuerdo con cifras de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), más del 60% de los niños latinos y el 70% de los niños afroamericanos no saben nadar. No usar chaleco salvavidas, no usar el sentido común y no saber nadar, son los ingredientes idóneos para una tormenta perfecta.
Estas cifras son alarmantes, pero no todo es motivo de pesimismo. El éxito de los cinturones de seguridad en los automóviles, que han salvado incontables vidas y cuyo uso se ha vuelto un hábito entre las nuevas generaciones, gracias a las campañas públicas y a las leyes de seguridad en las carreteras, abre una ventana de esperanza de que el esfuerzo por crear una cultura similar de seguridad en el agua rendirá frutos.
En esta temporada del verano, practicar un deporte acuático o salir de paseo familiar en bote, no tiene que convertirse en una fatalidad. Por el contrario, es la mejor oportunidad de heredarle a los hijos una cultura de seguridad en el agua que les permita disfrutar sin riesgos la belleza de los ríos, los lagos y los litorales de Estados Unidos.
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