Luisa Fernanda Montero/ La Red Hispana
En estos tiempos en que la prisa es un factor común en nuestras vidas se hace cada vez más difícil tomar decisiones saludables. La falta de tiempo puede hacer que los alimentos que llevamos a nuestra mesa no sean los mejores. El problema es que ciertos excesos o carencias tienen consecuencias. Un alto porcentaje de los alimentos que consumimos son procesados. De acuerdo con la definición de la Administración de drogas y alimentos de Estados Unidos, los alimentos procesados son todos aquellos que han sido objeto de procesos como cocimiento, congelamiento o deshidratación o que han sido molidos. Es decir aquellos que llegan a nosotros en un estado muy distinto a su estado natural.
Cabe aclarar, que el hecho de que sean procesados, no quiere decir que sean malos. Sin embargo debemos ser muy conscientes de ese procesamiento y de los ingredientes adicionales que puedan contener – conservantes, saborizantes, azúcar o sodio- ingredientes que, en exceso, pueden ser perjudiciales para nuestra salud. Si no estamos conscientes de la cantidad de sal, azúcar o grasa que ingerimos con ciertos alimentos, a los que estos ingredientes se agregan para que sean más provocativos o para prolongar su vida, podemos exceder fácilmente las cantidades recomendadas y afectar seriamente nuestra salud.
De acuerdo con los Centros de Control de Enfermedades – CDC- por ejemplo, el consumo excesivo de sodio puede generar un aumento en la presión arterial, lo que puede llevar a una enfermedad cardiaca y producir infarto. No sobra recordar que más del 75 por ciento del sodio que se consume en Estados Unidos viene de las comidas procesadas y los restaurantes; solo una pequeña cantidad proviene del salero en la mesa.
La realidad es que, incluso, gran parte de los ingredientes que usamos para cocinar están procesados de algún modo. En general, todo lo que tenga una etiqueta de “factores nutricionales” lo ha sido. Comidas congeladas, papas fritas, chips, galletas o bebidas, todo ha sido procesado, por eso es importante comparar etiquetas y escoger los alimentos que contengan menor cantidad de sodio, azúcar y grasas saturadas.
Es fundamental leer muy bien las etiquetas, porque algunos productos marcados como orgánicos, no necesariamente tienen las menores cantidades de sodio, azúcar o calorías. La mejor alternativa es cocinar en casa y usar la mayor cantidad de ingredientes naturales posible. Podemos darle sabor a nuestras comidas usando hierbas frescas y especias en lugar de sal.
La Clínica Mayo recomienda adquirir frutas y vegetales de temporada cuando sea posible y comprar en el mercado de productos locales. Recuerde que es importante lavar muy bien frutas y vegetales para remover suciedad y posibles trazas de bacterias y químicos.
Entre más cuidemos nuestra alimentación más posibilidades tenemos de permanecer saludables, para más información visita La Red Hispana.org