Mario Jiménez Castillo
El Observador
Gran parte de nuestra vida la pasamos soñando y según estudios científicos el hombre sueña por lo menos entre cuarenta mil y cincuenta mil horas a lo largo de su existencia. Esto equivale a una novena por ciento de la vida promedio de cada individuo. Aquí no se tiene en cuenta, por supuesto, todas las veces en las que soñamos despiertos. Por ello no causa admiración que el estudio del simbolismo de los sueños tome cada día un auge más notorio. Soñar es vital y necesario para mantener un buen estado de salud y un estado emocional y mental equilibrado.
El mundo onírico representa una puerta de escape por la cual el cerebro se libera de toda la carga energética, psicológica y psíquica que procesa en estado consciente. Durante el sueño entramos en dimensiones desconocidas, en mundos fantásticos que reflejan todo el caudal de nuestra más profunda imaginación, creando una conjunción enigmática entre los deseos, los sentimientos, la ficción y la realidad.
El rol primordial que ejercen los sueños es hacernos discernir lo que nos sucede y lo que ocurre a nuestro alrededor, por medio de la analogía que establecen entre nuestra conducta habitual y los valores que conforman nuestros ideales. Los sueños son capaces de señalar nuestros deseos más íntimos, revelan nuestras necesidades físicas, nos ayudan a tomar decisiones y nos permiten disfrutar una existencia más creativa.
Cuando nos fijamos metas bien establecidas y luchamos arduamente para alcanzarlas, los sueños suelen aclarar, orientar y hasta dirigir nuestros pasos. Llegar a obtener provecho del mensaje de nuestros sueños es equivalente a entablar una relación con un consejero. Una persona que conoce todo sobre nosotros y que estará siempre con la mejor disposición para atender y escuchar nuestros dilemas y preocupaciones. La mayor parte del tiempo, nuestro consejero se limitará a escucharnos; y en muchas ocasiones, esto será suficiente para hacer fluir las respuestas que se hallaban sin ser descubiertas en nuestro propio interior.
Consejos útiles para interpretar sus sueños
Utilice un cuaderno que use exclusivamente para anotar sus sueños.
También puede utilizar un grabador para poder hacer relatos de sus sueños.
Trate de anotar y relatar sus sueños todos los días. Pude crear un fólder en su computador, el cual utilizará únicamente para escribir su diario de sueños. No importa si lo único que recordó son detalles mínimos. Con la práctica diaria logrará memorizarlos de manera más amplia.
Tenga en cuenta que sus sentimientos, valores e impresiones son primordiales para que llegue a analizar un sueño de forma efectiva.
Escriba sus sueños y observe qué sucede en eventos futuros, y cómo estos pueden estar conectados con los mensajes oníricos.
Comparta sus experiencias con otras personas y si tiene un sueño funesto o aterrador, coméntelo varias veces, según la tradición popular, de esa manera se neutraliza cualquier mal presagio.
La mayoría de personajes que observe en sus sueños suelen corresponder a los diversos aspectos de su propia personalidad.
Muchas veces los sueños serán el reflejo de su estado anímico. Si atraviesa por problemas y dificultades, es muy probable que tenga sueños sombríos.
Recuerde que los sueños con mayor significado son aquellos que al experimentarlos y recordarlos le provocan sentimientos y emociones fuertes.
Compare sus pensamientos, sentimientos y forma de reaccionar con las expresiones y circunstancias que se presenten durante sus sueños.
Las claves para llegar a descifrar sus sueños periódicamente de manera eficaz son la práctica y la perseverancia. Felices sueños.
