Los mapas en los que la circunscripción electoral ha sido manipulada lanzan al precipicio el proceso electoral

La Corte Suprema atiende a demandas de Alabama y Louisiana
Photo Credit: Edmond Dantès / Pexels

Peter White
Ethnic Media Services

David Leonhardt, periodista de The New York Times, dice que la manipulación de la circunscripción electoral no es la mayor amenaza a la que se enfrenta la democracia americana. Los activistas que luchan contra una nueva política uni-partidista a lo Jim Crow en nueve estados del sur no estarán de acuerdo.

Los injustos mapas electorales producirán resultados injustos en las próximas elecciones de medio término con efectos negativos de larga duración en todo el Sur.

Evan Milligan es director ejecutivo de Alabama Forward, una coalición de más de 30 organizaciones que trabajan para involucrar a más votantes, sobre todo a jóvenes de color. Es el demandante principal en Merrill v. Milligan, un caso de la Corte Suprema que escuchó argumentos orales el 4 de octubre.

En Alabama, el 27% de los residentes del estado son negros, pero están ahora apelotonados en un distrito congresal y los blancos se concentran en otros seis distritos. Esa es una razón por la que Milligan demandó, pero no es la única.

“Si ganas la primaria porque tu distrito está diseñado de una manera que pone en desventaja a la competencia, entonces el candidato más extremo será la persona que salga en la boleta electoral. Eso es lo que está dirigiendo el discurso político hoy y nos va a lanzar al precipicio”, dijo Milligan durante la rueda de prensa de EMS sobre las amenazas al proceso electoral el 30 de septiembre.

Los demandantes de derechos civiles presentaron demandas que impugnan los planes de una redistribución de los distritos electorales recién adoptados en 12 estados del Sur. La manipulación de la circunscripción electoral está en el centro de todos.

En Alabama, un panel de tres jueces consideró que los mapas aprobados por la legislatura eran discriminatorios y ordenó al estado volver a trazar los distritos congresales para que los negros tuvieran un distrito de segunda oportunidad. No lo hicieron.

Los activistas están empezando a usar la frase “una petición, dos opciones”, observó Milligan, lo que significa protecciones permanentes de derecho al voto para todos los americanos ya sea por la Enmienda 28 de la Constitución de EUA o por la aprobación de la Ley de derecho al voto John Lewis.

“Eso es algo en lo que podemos tener esperanzas”, dijo Milligan.

Se acercan las elecciones de medio término

Alabama tiene muchas maneras de mantener a la gente indiferente a la política. Registrar a los votantes es difícil; conseguir que lleguen a las urnas es difícil también.

El salario mínimo de $7.25 es aún lo normal en Alabama. El impuesto estatal sobre la renta empieza por debajo del umbral de la pobreza, antes de cualquier otro estado del país. Hay impuestos sobre los alimentos y los medicamentos en Alabama. Alabama no amplió Medicaid para sus residentes de bajos ingresos. Milligan dijo que las familias están bajo una enorme presión para llegar a fin de mes.

Así que, cuando los organizadores animan a las personas a ir a votar para mejorar las cosas, probablemente digan “¿Cómo?” Tengo un trabajo a turnos y solo me toca media hora para almorzar”.

En Florida, Black Voters Matter y Common Cause se opusieron a los injustos mapas electorales porque se habían dividido por la mitad a los distritos electorales de negros y latinos. Una demanda sostiene que los mapas aniquilaron al 5o Distrito congresal de Florida al dividir su población negra en cuatro distritos congresales. Los demandantes sostienen que elimina tres asientos democráticos y transforma dos distritos previamente competitivos en asientos inclinados hacia el lado Republicano.

En otro caso de Florida, Common Cause v. Lee, los demandantes declaran que los nuevos mapas electorales reducen el número de distritos de oportunidad negra de cuatro a dos.

“Estos casos aún se están defendiendo en las cortes estatales y federales”, dijo Kira Romero-Craft, directora de estrategias legales en Demos.org. Dijo que grupos de derechos civiles ganaron una demanda contra una ley anti-votante, la SB 90. La ley era un intento de mantener a las minorías alejadas de las urnas en 2022 porque habían salido a votar en números sin precedentes en 2020.

La SB 90 prohibió por ley los buzones para boletas electorales y decretaba que ofrecerles agua y alimento a las personas que esperaban para votar constituía un delito menor. Los grupos de derechos civiles presentaron una demanda en marzo 2021. Tardó un año, pero en una decisión reciente de 288 páginas la corte federal en el distrito del norte de Florida dio la razón a los demandantes en la mayoría de sus demandas.

“Es realmente notable dado que en este estado la legislatura y el Gobernador han sido activistas, lo que significa que van a por cualquier persona que se oponga al sistema o a la legislatura”, dijo Romero-Craft.

Michelle Bishop with the National Disability Rights Network

Cerrar las estaciones de votación

Al temer que sus candidatos no podrían ganar una elección justa, los Republicanos cerraron 1,688 estaciones de votación entre 2012 y 2018, en los 13 estados que habían estado cubiertos por la disposición de autorización previa de la Ley de derecho al voto.

Los funcionarios de elecciones dicen que al tener menos urnas centralizadas se ahorra dinero. Pero dificulta la votación para personas con discapacidades, para la gente que trabaja, y para las personas que no manejan. Los activistas dicen que a los funcionarios de elecciones les gusta así.

A principios de este año el Condado de Lincoln en Georgia trató de cerrar todos menos uno de sus lugares de votación. Solo una tercera parte de los votantes en ese condado tiene un coche y menos lugares para votar significa más tiempo de viaje y filas más largas para esperar a votar.

“Se han aumentado los cierres innecesarios de lugares de votación, echándole la culpa a la Ley de Americanos con discapacidades (ADA, por sus siglas en inglés)”, dijo Michele Bishop, organizadora con la National Disability Rights Network en Washington.

En 2018, los funcionarios de elecciones del Condado de Randolph en Georgia cerraron el 80% de todos los lugares de votación, observó Bishop. Declararon que fue porque no eran accesibles según las normas de la ADA.

Los funcionarios de elecciones del Condado de Randolph podían haber hecho arreglos para cumplir con la ADA, como reubicar los lugares de votación, pero no se molestaron.

“Quitar un lugar de votación por completo no hace de ninguna manera más accesible la votación para personas con discapacidades o para cualquier votante”, dijo Bishop. Otro problema es que los trabajadores de distritos electorales a veces impiden que algunas personas que son ciegas o no pueden caminar tengan ayuda, aun cuando tener ayuda es un derecho legal. En general, alrededor del 6% de los votantes discapacitados – casi 4 a 5 millones de personas – encuentran las barreras al voto imposibles de superar, dice Bishop.

El Centro Brennan ha estado siguiendo la legislación anti-votante en cada estado. Una de cada tres leyes restrictivas del voto que se aprobaron en la última década se aprobaron en 2021 y los negacionistas electorales presentaron muchas de ellas.

“Vemos que los negacionistas electorales se están presentando como candidatos para el puesto de funcionario de elecciones y vemos que se está reclutando a negacionistas electorales para ser trabajadores en las urnas y vigilantes de las urnas”, dijo Sean Morales-Doyle, director del Democracy Program de Brennan.

En respuesta, el Centro Brennan sacó una guía electoral que muestra las garantías que hay para evitar que trabajadores de las urnas deshonestos causen interrupciones mayores en las elecciones. “Todos los estados las tienen”, dijo.

El negacionismo electoral, la discriminación racial, la supresión de votantes – señas de identidad de una nube autoritaria que Trump ha arrojado sobre el panorama estadounidense y que amenaza nuestro futuro colectivo.

El 3 de noviembre, 2022, los Demócratas probablemente perderán cinco asientos en la Cámara, según Nate Cohn, analista político de FiveThirtyEight. Pero ya se ha equivocado alguna vez.

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