La Militarización del Prejuicio

Opinion
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José López Zamorano

La Red Hispana

Bastaba ver los rostros curtidos por el sol, por el hambre y la desesperanza de las mujeres y los niños que, viajaban en la Caravana del Viacrucis Migrante desde Centroamérica a través de territorio mexicano hacia los Estados Unidos, para entender el falaz argumento de que es necesario enviar militares a la frontera para proteger al país de la “amenaza” de la inmigración indocumentada.

Por supuesto que nadie objeta el derecho soberano de cada nación de adoptar las acciones que considere necesarias para salvaguardar la integridad territorial y la seguridad física de sus habitantes, pero elevar un muro y desplegar a militares no solo es oneroso e ineficaz, sino que no corresponde a las nuevas realidades del fenómeno migratorio.

La migración de mexicanos a Estados Unidos es virtualmente cero en términos netos desde la década pasada, mientras que las detenciones de indocumentados en la frontera —que reflejan los intentos de cruces ilegales— se encuentran en su nivel más bajo desde 1971. El perfil del nuevo migrante es una familia centroamericana que huye de las pandillas, la violencia y la pobreza.  Es verdad que con el inicio de la primavera se ha registrado un repunte de los migrantes. Es un fenómeno cíclico, pero dista lejos de ser la “crisis” migratoria que dibuja la narrativa oficial. 

Es entendible la frustración del presidente Donald Trump por no haber podido acordar con el Congreso los 18,000 millones de dólares que pidió para su muro. Quiso usar a los dreamers como ficha de negociación, a cambio del muro y de recortes a la migración ilegal. Salió con las manos vacías.

De acuerdo con la administración Trump, los huecos legales, el fraude en los asilos, el masivo rezago judicial y los insuficientes recursos policiales migratorios alientan la inmigración ilegal y por lo tanto amenazan la seguridad nacional del país. 

En difícil creer que ese diagnóstico de la problemática sea completo, si no se incluyen los factores que empujan a los centroamericanos desde sus países de origen, como la inseguridad y la falta de oportunidades económicas y educativas. 

Pero aún si el diagnóstico fuera certero, es todavía más difícil comprender cómo el despliegue de 2,000 a 4,000 elementos de la Guardia Nacional son la solución al problema. Lo lógico es buscar una reforma migratoria integral para logran una migración ordenada y atacar las causas del fenómeno migratoria desde una perspectiva regional, no militarizar la percepción de que todos los migrantes son un riesgo de seguridad nacional. 

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