La historia de la penicilina

Vibras
Photo Credit: Pixabay

Mario Jiménez Castillo

El Observador

Sir Alexander Fleming (1881-1955) médico bacteriólogo y genio británico, se encontraba en el invierno de 1928 realizando una serie de experimentos científicos que demandaban veinte o más horas al día, en una ocasión que se encontraba  exhausto, se quedó profundamente dormido en su laboratorio. Entre tantos sueños enigmáticos se presentó uno que jamás olvidaría por el resto de su vida, en aquella visión observó un enorme bacilo de inmensas proporciones, un mounstro que amenazaba con borrar de la faz de la tierra a millones de seres humanos, marchaba avasallante y nadie podía detenerlo, súbitamente apareció una fuerte brisa que se introducía en un conducto y al atravesarlo se convertía en un líquido blanquecino que al ser derramado en el cuerpo del mounstro, lo calcinaba.

Cuando Fleming despertó de su sueño, una sensación de bienestar recorrió todo su ser, se sintió inspirado, de pronto advirtió que tenía en su mano un tubo de ensayo, se sorprendió al advertir que había permanecido dormido tomando fuertemente con su mano aquel tubo, era la clave del sueño que traía consigo un pronóstico esperanzador para su obra y carrera.

Meses después debido a un menudo accidente en el laboratorio, unos estafilococos se habían contaminado con una sustancia llamada Penicillium Notatum, cuando todo aquello ocurrió Fleming se percató de la formación de un moho y en donde se había esparcido la sustancia no se percibía la presencia de bacteria. Posteriormente aisló la sustancia del moho percibiendo que ésta tenía un potente efecto anti-bacterial y de paso le bautizó con el nombre de penicilina.

Doce años después, el horror y destrucción de la segunda guerra mundial prometía acabar con millones de soldados de ambos bandos. Los aliados que se encontraban alarmados ante el catastrófico número de bajas que sufrían, pusieron a trabajar a mil por hora a sus hombres de ciencia para que desarrollaran un fármaco potente que salvará la vida de las tropas que caían moribundas. En esa época los científicos H. W. Florey y E. B. Chain, siguiendo los procedimientos de Fleming, lograron aislar cantidades industriales de penicilina que fue aplicada a los heridos en combate, logrando así salvar la vida de miles de soldados y dando el primer paso en la revolución médica del siglo XX.

Duchesne fue el primero en observar el poder antibacterial del penicilium notatum en 1896, no obstante fue Fleming  quien logró aislar a la penicilina de aquella sustancia y por ello junto a H. W. Florey y E. B. Chain, recibió el premio Nóbel de fisiología y medicina en 1945.

Actualmente la penicilina es el remedio eficaz para varias enfermedades e infecciones leves o crónicas y gracias a ella millones de personas han encontrado alivio a sus padecimientos, ojalá otro genio como lo fue Fleming, pueda llegar a descubrir un remedio contra el cáncer, enfermedad que se ha ido propagando desde hace tres décadas y para la que aún no se encuentra el remedio que logre acabar con este mal que aflige a millones de personas alrededor del mundo. Sin embargo, la ciencia sigue avanzando y esperamos que muy pronto se encuentre un atidoto contra este terrible mal. Hay vida y hay esperanza.

Categories
FeaturedVibras

RELATED BY

0