Cómo Ayudarla

a Mejorar su Nutrición

BPT

Todo padre sabe que una buena nutrición es vital para los niños, y también que lograrla puede ser una lucha continua. Pero ¿y si la persona que cuidamos es un padre o madre anciana? Garantizar que los adultos de edad avanzada coman bien puede ser un proceso mucho más frustrante que el de los niños, pero no por ello deja de tener importancia.

“No es inusual que los cuidadores pertenecientes a la ‘generación del emparedado’ afirmen que es más difícil hacer que sus padres ancianos coman bien en comparación con sus niños”, expresa el Dr. Kevin O’Neil, director médico de Brookdale Senior Living, y profesor clínico de estudios geriátricos de la Universidad del Sur de la Florida. “A la hora de controlar las dietas de los niños hay un nivel de autoridad de crianza, no existente cuando se trata de ancianos que— por cualquier razón — se resisten a mejorar sus dietas. Pero la buena nutrición es esencial para la buena salud general del anciano”.

Según Caregiver Partnership, la desnutrición en los ancianos puede provocar diversos problemas de salud como mayor riesgo de infecciones, escasa capacidad de curación, problemas respiratorios, debilidad muscular y depresión. A pesar de ello, es un problema prevaleciente en los Estados Unidos.

Un estudio publicado por la revista Annals of Emergency Medicine en el 2014, revela que el cincuenta por ciento de los ancianos participantes padecían desnutrición, y muchos más corrían el riesgo de estar desnutridos. Aunque numerosas investigaciones confirman un vinculo entre la pobreza y la desnutrición en numerosos grupos etarios, la falta de acceso a alimentación nutritiva no siempre es la causa de la desnutrición de los ancianos.

“El hecho de que personas de edad avanzada confronten dificultades para comer bien o parezcan desinteresadas por una buena dieta no es sinónimo de tozudez”, añade O’Neil. “El apetito de los ancianos puede ser afectado por diversos cambios fisiológicos”.

Entre los factores que influyen en el apetito de los ancianos están:

* Disminución de las necesidades calóricas— Según el Instituto de Medicina, una mujer moderadamente activa y mayor de 50 años necesita unas 1.600 calorías al día, mientras que un hombre mayor de 50 y moderadamente activo necesita entre 2.200 y 2.400. Por tanto, los ancianos que llevan una vida sedentaria necesitan menos calorías, mientras que quienes son más activos necesitarán más.

* Cambios gastrointestinales — Los cambios estomacales relacionados con el envejecimiento puede provocar que un anciano se sienta lleno con más rapidez, y siga sintiéndose así durante más tiempo.

* Pérdida del olfato y el gusto— En la medida que envejecemos, nuestra capacidad de olfato y gusto puede disminuir. Además, los medicamentos pueden afectar en los ancianos el sabor y olor de las cosas. Y como ambos sentidos están vinculados al apetito, un anciano puede negarse a comer porque nada le sabe bien.

* Salud dental u oral — Los ancianos que confrontan problemas orales como úlceras bucales o dentaduras que no les quedan bien, pueden sentir incomodidad e incluso dolor a la hora de comer. La resequedad bucal es también muy común, y podría estar relacionada con los medicamentos que se toman, o con un problema médico subyacente.

*Enfermedades— Algunas enfermedades pueden disminuir el apetito. También los medicamentos para el tratamiento de enfermedades o problemas crónicos pueden afectar los deseos de comer.

* Depresión —Los ancianos que se sienten solos o deprimidos podrían mostrar menos propensión a comer.

* Demencia —A los ancianos que padecen demencia o Alzheimer, se les puede olvidar simplemente que deben comer.

“Con paciencia y persistencia, además de empoderarse con los conocimientos necesarios, los cuidadores pueden ayudar a sus seres queridos de edad avanzada a mejorar sus dietas”, asegura O’Neil.

En primer lugar, el experto aconseja hablar con el familiar anciano y con su médico sobre la posible fuente de pérdida de apetito. Es importante investigar para descubrir y/o descartar cualquier problema subyacente. Si la desnutrición del anciano está vinculada a uno o más factores comunes relacionados con el envejecimiento, considere estas medidas a tomar:

* Sugiérale opciones de alimentos más sabrosos y sanos para combatir la disminución de la capacidad del gusto y olfato. La incorporación de hierbas y especias a las comidas puede contribuir a que el anciano disfrute más el sabor de los alimentos. Pero evite incrementar la ingestión de sal, pues los altos niveles de sodio están vinculados al aumento de la presión arterial.

* Beber líquidos y fluidos abundantemente. Las vitaminas y suplementos solo deben consumirse si existe una deficiencia demostrada, e incluso así con la orientación de un médico, nutricionista o dietista. El exceso de vitaminas y suplementos puede ser dañino.

* Guíese por la Pirámide de Alimentación del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) a la hora de elegir alimentos sanos. Como los ancianos necesitan menos calorías, la calidad de las que consumen es vital.

* Los ancianos que comen menos debido a la depresión o la soledad pueden beneficiarse con una opción de viviendas para personas de avanzada edad donde nunca tendrán que comer solos, además de tener a su disposición a profesionales que les ofrecerán orientación y comidas nutritivas.

* Acompañe a su ser querido a la hora de comer. Como a nadie le gusta comer solo, sentarse a comer con el anciano o anciana—aunque solo sea para beber una taza de café— puede ayudarlo a disfrutar más de los alimentos.

“Una buena nutrición es un componente vital para la salud general de cualquier persona, y especialmente importante para las personas de edad avanzada, cuyas reservas de energía pueden ser menores, y pueden confrontar mayores dificultades para recuperarse de problemas de salud si están desnutridos”, agrega O’Neil.

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